jueves, 25 de enero de 2018

Querido Diario, 25 de enero de 2018

Querido Diario:

Hoy me han pasado dos cosas con el tema de las fotografías que no sé cómo calificarlo.  El protagonista de la primera ha sido un hombre de unos cuarenta años, que estaba haciendo una fotografía con su móvil y me acerco...

-Perdone, pero le informo que no se puede hacer fotografías.

-Ah, no te vi.

Vamos a ver, primero, me ha hablado de "tu" cuando yo, por respeto al no conocerle, le ha hablado de "usted". Pero como eso ya no se estila, pues lo dejaré pasar. Pero por lo que no paso es que me dijera que hizo la fotografía porque no me vio, no porque estuviera prohibido. Eso da a entender que sabía la norma perfectamente, pero la cuestión es si te pilla el vigilante o no. Mal empezamos.

Pero lo que me repatea es lo que me ha pasado después. Un joven de unos veinticinco años haciendo una fotografía...

-Perdone, pero no se pueden hacer fotografías.

-Ya, ya.

Y se marchó tan tranquilo.

¿Cómo que ya, ya? Lo sabes y pasas de las normas... y, lo que es peor, de mí. Pues me toca las narices. Me puse a su lado y "le acompañé" hasta la salida de mis salas.

En fin, ya te lo he contado, querido Diario, y ya se me ha olvidado. Es lo bueno que tiene este trabajo, que no te lo llevas a casa.

Bueno, cambiando de tema, te tengo que decir, querido Diario, que no solo tenemos que saber todos los idiomas de los visitantes, según ellos, claro, sino que además tenemos que interpretar lo que nos dicen en su "perfecto" español.

Hoy un compañero, Javier, me ha comentado que le han preguntado...

-El saltimbanqui de Velázquez, ¿dónde está?

Y, claro, él se ha quedado a cuadros, nunca mejor dicho, como yo cuando me lo ha contado. Pensando, pensando, ha llegado a la conclusión que se habían confundido...

-¿No podría ser el cuadro Los zancos, de Goya? ¿O El pelele, también de Goya?

-Pues ahora que lo dice, puede que sea El pelele ese.

Caso resuelto.

Pero un caso que no sé si resolví bien yo, fue que hoy una chica americana, de unos veinte años, me ha preguntado en "perfecto" español...

-¿Un círculo... rojo... con esculturas?

Me he sonreído, y ella también, pues ha comprendido que lo que ha dicho no tenía ni pies ni cabeza... pero yo sí le he entendido.

-It's the room of the Muses. In that circular room, to the right. (Es la sala de las Musas. En esa sala redonda, a la derecha).

Si ella ha hecho el esfuerzo de hablar en español... en "su" español... olé, yo le debía corresponder y hablar en inglés... en "mi" inglés, que no sé si lo he dicho bien o no.

Y hablando de la Sala de las Musas, te tengo que decir, querido Diario, que está en una sala que no es circular, como me ha dicho la buena moza, sino que es absidal, es decir, que es casi rectangular, con tres de su lados rectos, pero cuarto lado es semicircular.

¡Ah! Y las paredes de esta Sala de las Musas son de color rojo... de un rojo chillón.

Y esta sala se llama así porque en el lado semicircular hay ocho esculturas que representan las Musas del arte. Estas eran hijas de Zeus y de Mnemosine y solían cantar juntas a los dioses del Olimpo con unas voces espectaculares. También proporcionaban inspiración divina a los poetas y a las sibilas, que eran las profetisas, las mujeres a las que se le atribuían la facultad de predecir el futuro.

Y a partir del siglo I antes de Cristo se las empezaron a relacionar cada una de las musas con un arte específico. Tenían su culto en el Museion de la Biblioteca de Alejandría. De ahí viene el término de "museo".

Ya lo sé, querido Diario. El "Museion" era la estancia del Palacio Real de Alejandría dedicado a las Musas donde los poetas, escritores y científicos vivían y trabajaban, inspirados por ellas.

Pues estas ocho esculturas de mármol se encontraron hacia el año 1500 en el escenario del Teatro de la Academia, también llamado Odeón, de la Villa de Adriana de Tívoli, una localidad que está al noreste de Roma.

Se esculpieron a finales del reinado de Adriano, entre los años 130 a 150 después de Cristo, y son de dos talleres romanos que reproducían modelos griegos del siglo II antes de Cristo.

La reina Cristina de Suecia las compró hacia el 1670 y las expuso en su palacio romano. Luego las compró el rey Felipe V y llegaron al Palacio de La Granja de San Ildefonso en el año 1725.

Como te he dicho, querido Diario, las Musas están colocadas en semicírculo en el "círculo rojo con esculturas" del Museo del Prado.

¡Ah! Antes que se me olvide, las Musas eran nueve, pero solo se encontraron ocho esculturas. Por eso, una tiene dos nombres, pues se duda a quién representa, aunque es casi seguro que es a Talía, la Musa de la Comedia.

De izquierda a derecha, son...

1.-  Clío, la Musa de la Historia
2.-  Terpsícore, la Musa de la Lírica y la Danza
3.-  Calíope, la Musa de le Épica
4.-  Urania, la Musa de la Astronomía
5.-  Erato, la Musa de la Lírica Coral
6.-  Melpómene, la Musa de la Tragedia o Talía, la Musa de la Comedia
7.-  Polimnia, la Musa de la Pantomima y la Geometría
8.-  Euterpe, la Musa de la Música de flauta.

Te he puesto a un lado, querido Diario, las fotografías de las Musas, por orden, las cuatro primeras en la parte superior, y las otras cuatro, en la parte inferior.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía de las esculturas Musas - 130-150 -, de escultor anónimo, que se puede contemplar en la Sala de las Musas).

1 comentario:

  1. Rafael Moneo fue el arquitecto encargado de la ampliación del museo y autor de la actual disposición del ábside de Villanueva en la que se alojan las musas. En la conferencia, magnífica, que dio el pasado 24 de enero en el museo hizo algunos comentarios sobre el ábside, que anoté en mi cuaderno sin más ánimo que me fueran a mí provechosas. Sin faltar a la verdad son estos:

    «La sala de las Musas, el rojo carmesí del estuco pompeyano, comentado y criticado en su momento, durante las obras. Las columnas estriadas sobre las que se asientan las musas son decisión de Moneo. El diario ABC fue terrible en sus críticas. El ábside de Villanueva queda sin techar a la muerte de este (1811)».

    O este otro referido al alabeo (pendiente, disposición trapezoidal del terreno) que tiene el vestíbulo de la ampliación de Jerónimos:

    «Hay pocos planos horizontales en la historia de la arquitectura pública».

    Se refiere Moneo a la pendiente que tiene la zona del Café Prado, el vestíbulo de entrada y la tienda, que están en caída, alabeados hacia Atocha.

    Ángel Aguado

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