sábado, 30 de junio de 2018

Querido Diario, 30 de junio de 2018

Querido Diario:

Hoy me ha tocado hacer el relevo a los compañeros en las salas nuevas, las que te comenté el 26 de junio.

Pues estando en una de las salas, observé que allá a lo lejos estaban un abuelo con su nieta de unos diecisiete años mirando un cuadro cuando, de repente, la nieta alargó peligrosamente la mano señalando el cuadro, dejando el dedo a unos cinco centímetros del lienzo, más o menos. Mientras me acercaba lo más deprisa que podía, ella bajó la mano y en ese mismo momento su abuelo empezó a señalar el cuadro...

-Perdone, no puede pasar del límite.

... a la vez que le señala la cuerda de la catenaria.

-Abuelo, que te eches para atrás.

A lo que contesté...

-Y la nieta, que también ha acercado la mano.

Lo reconozco, no sé si es políticamente correcto en un vigilante, pero me salió del alma. En ese momento ella dio un paso hacia atrás...

-No, ustedes pueden estar junto a la cuerda, pero lo que no pueden es pasar la mano más allá del límite que marca la cuerda.

Es que siempre que digo que no acerquen la mano al cuadro, todos tiene la misma reacción... dar un paso atrás, pero siguen alargando el brazo, atravesando el límite, como no.

El dedo señalador me martiriza más que mil fotografías hechas a escondidas.

Pero, bueno, eso es lo único que pasó interesante que me pasó en este día. ¡¡¡No!!! Te he mentido, querido Diario, que se me olvidaba...

También estuvieron por las salas un grupo de filmación de una cadena de televisión que, la verdad, no sé muy bien qué están haciendo. Ya llevan varios días por las salas del Museo grabando, con autorización, claro.

Y ha sido muy gracioso porque han hecho varias tomas de las salas y por las salas, andando y grabando a la vez. Y eso parecía más bien una procesión... delante estaba el cámara con un estabilizador SteadyCam; detrás iba un señor que tenía pinta de ser el director que a la vez ayudaba al cámara para que no tropezara y se cayera; la tercera persona era un hombre que llevaba un especie de mesa de realización pequeñita donde se veía lo que grababa, aunque no estoy muy seguro si lo que veía era lo de la cámara o que ese aparato era una segunda cámara; detrás había una chica joven que llevaba un pie soporte que servía para colocar la cámara mientras no se grababa, pues debía pesar bastante. Y detrás de ellos... yo. Primero iba en la procesión para vigilarlos, para que no diesen ningún golpe a los cuadros, aunque ella me dijo que ya tenían estudiada la distancia. Pero mi trabajo es prevenir todo accidente y, la verdad, no me fiaba de ellos. Bueno, de ellos y de nadie.

Y el segundo motivo de estar detrás de ellos es para no salir en la grabación, aunque creo que me grabaron en un momento de "descuido" cuando filmaban en el Tesoro del Delfín.

Y hablando de procesiones, hoy he descubierto un cuadro nuevo del Museo. Bueno, no es nuevo porque se pintó en el año 1616 y procede de la Colección Real, pero el Museo no lo tenía expuesto últimamente. Pero, ahora, con la apertura de estas salas nuevas, lo han colocado en la sala 80.

Se titula Fiestas del Ommegang en Bruselas: procesión de Nuestra Señora de Sablón, y lo pintó el flamenco Denis van Alsloot, como te he acabo de decir, en el año 1616.

La historia empezó en 1348 cuando la Virgen María pidió en sueños a la joven Beatrice Soetkens, esposa de un trabajador de la industria textil, que debía recuperar una imagen de Onze-Lieve-Vrouw op t Stocksken, que en español sería Nuestra Señora de la Rama, que se encontraba en Amberes, a donde había sido trasladada tras ser robada, y llevarla de vuelta a Bruselas, para colocarla en la capilla del Sablón, como patrona del gremio de ballesteros que había construido esa capilla en su honor.

Beatrice y su esposo llevaron la imagen de la Virgen en barco, pero su esposo se cansó de remar y milagrosamente la embarcación flotó, sin viento, hasta Bruselas y apareció justamente en el lugar donde los ballesteros estaban practicando tiro. Este milagro hizo que los ballesteros prometieran a la Virgen hacer una procesión anual para celebrar la llegada a Bruselas de su patrona: el Ommegang.

La procesión del Ommegang se realizaba tradicionalmente el domingo anterior a Pentecostés y era a la vez religiosa y popular, ya que la ciudad había contribuido generosamente a los gastos de edificación de la iglesia.

La fiesta tuvo un gran apogeo en el siglo XVI, especialmente con ocasión de la visita de Carlos V y su hijo Felipe.

¿Pero, sabes, querido Diario? El 15 de mayo de 1615, la archiduquesa Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos españoles junto con su marido Alberto, participó en estos festejos, más concretamente en el campeonato anual de tiro del Grand Serment, y logró abatir el pájaro, que era un papagayo, que habían colocado sobre la aguja de la torre de Nuestra Señora de Sablón. Por eso fue proclamada como Reina de la Cofradía, y las fiestas continuaron durante varios días.

Y para dejar constancia de los sucedido se le encargó a Denis van Alsloot, que era uno de los  pintores de corte de los archiduques, la realización de ocho pinturas para recordar estas fiestas, seis de ellas dedicadas al Ommegang, una al tiro de la infanta al papagayo y otra a la fiesta de Nuestra Señora del Bosque.

Y de las ocho se conservan cinco:

  • La primera es El desfile de los gremios en la Gran Plaza, que también se conserva en el Museo del Prado.
  • La segunda es El desfile de los Serments.
  • La quinta es El triunfo de Isabel.
  • La sexta es La procesión de las órdenes religiosas y el clero, que actualmente tiene otro título y es de la que te estoy hablando... bueno, de la que te hablaré.
  • Y la octava es Fiesta de Nuestra Señora del Bosque.
La séptima es La infanta Isabel abatiendo el pájaro en el tiro del Grand Serment, y solamente la conocemos por dos copias atribuidas a Antoon Sallaert y a su taller.

Bien, vamos al tajo sobre la obra... como te dije, actualmente se titula Fiestas del Ommegang en Bruselas: procesión de Nuestra Señora de Sablón, y es muy curiosa, sobre todo por su tamaño. Mide 386 x 132 centímetros... casi cuatro metros de largo por casi un metro y medio de ancho.

Y representa a las diferentes órdenes religiosas y miembros de la Iglesia en procesión en la plaza del Sablón, donde cada uno de ellos ocupa una posición concreta.

Si te fijas bien, querido Diario, primero están los burgueses y la magistratura municipal, que se dirigen hacia una calle al fondo, a la derecha del cuadro. Y después están las órdenes religiosas. No lo tengo muy claro, pero creo reconocer que primero van los agustinos, que van vestidos completamente de negro; luego siguen los dominicos, con el hábito blanco y la capa con esclavina, es decir, con capucha, negras; después están los carmelitas, con el hábito marrón y la capa con esclavina blanca; y al final de las órdenes religiosas están los franciscanos, con el hábito marrón y el cordón blanco con los tres nudos característicos, que simbolizan sus tres votos: la pobreza, la obediencia y la castidad.

Y después van los diferentes miembros del clero de Santa Gúdula, los abades de Dileghem, Grimberghe y Ninove, clero de la Chapelle, de Santa Juliana de Nicomedes y clero de la Iglesia de los Juramentos.

Casi al final de la procesión va la imagen de la Virgen de Nuestras Señora de Sablón. Pero, si te fijas bien, querido Diario, delante de la Virgen hay otra imagen en andas. No es una imagen de la Virgen, sino un relicario, el de Santa Juliana de Nicomedes, cuyas reliquias reposaban en la iglesia del Grand Serment.

Este cuadro me ha hipnotizado, como otros muchos del Museo, lo reconozco. Pero esta vez me ha costado mucho el no pararme constantemente delante de la pintura, pues en el fondo estaba trabajando y mi misión no es "atontolinarme" delante de un cuadro. Pero es para quedarse así...

Si te fijas bien, tiene muchísimos detalles... primeramente, las casas adornadas con ramas de árboles, ya que la Virgen tiene por advocación Nuestra Señora de la Rama. Luego están los feligreses en las ventanas y balcones de las casas... curiosísimos todos.

Y las capas publiales de los sacerdotes, con sus bordados en oro. No se aprecia bien en la fotografía que te he puesto, pero en el cuadro se ven perfectamente los santos dibujados en las capas.

¡Ah! Una cosa curiosa... fíjate bien, querido Diario. Verás que el suelo por donde pasa la procesión está alfombrado con ramitas y hojas verdes. Pero hay "calvas", donde por lo menos dos mujeres están rellenando. ¿Que dónde están? Pues en la primera fila de la procesión, al fondo... primero están los burgueses y luego las órdenes religiosas. Pues entre la primera orden, que son los agustinos y la segunda, que son los dominicos, delante del tercer estandarte, está la primera mujer, vestida de azul con un gorro blanco. Y la segunda está en la curva de arriba, a la izquierda. Esta va vestida de rojo con el delantal blanco. El problemilla es que la tapa un poco el cuarto estandarte.

Pero lo que más me encanta son los monaguillos pequeños. Observa. Detrás de todas las órdenes religiosas va el clero de Santa Gúdula. Pues los primeros de todos son los monaguillos, que van vestidos con la sotana roja y el roquete blanco. Y si te fijas bien bien bien, los dos primeros de la fija de la izquierda son más pequeños... unos niños.

En fin, podía pasarme horas y horas sacando detalles de este cuadro. Pero no me quiero hipnotizar... aunque, sinceramente, lo consigue.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro Fiestas del Ommegang en Bruselas: procesión de Nuestra Señora de Sablón - 1616 -, de Denis van Alsloot, que se puede contemplar en la sala 80).

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