Querido Diario:
Por fin es día 30... ¡¡¡BIEEEEENNNNN!!! La verdad es que ya me estaban pesando ver día a día estas salas. Estar un mes vigilando unas mismas salas cansa, y mucho. Al principio estás contento.
-Vaya, me gustan muchos los cuadros de estas salas. Lo que voy a disfrutar este mes.
Pero cuando pasan los días, los cuadros ya no te gustan tanto. A lo mejor sí te gustan, pero los ves con otros ojos, ojos de desesperación, ojos de auxilio...
Encima son unas salas tranquilas... muyyyyy tranquiiiiilas. A mis compañeros les daba envidia porque me habían tocado estas salas tranquilas, pero yo debo... no, SOY masoquista y me gustan las salas con movimiento, con mucho movimiento, con excesivo movimiento. Y mis compañeros, como ya me conocen, me miran con cara de lástima, pero me dejan vivir tal y como soy, jejeje.
Bueno, no me podía despedir de mis salas sin comentar una secuencia de cuadros a los que yo he llamado "Los cuadros del amigo modelo y contorsionista de Juan de Juanes".
Me explico... en el siglo XVI, en España, no sé por qué a los pintores les dio por pintar a la gente haciendo giros corporales imposibles. Y Juan de Juanes era un experto en esta materia.
Vamos a analizar cuatro cuadros sobre el martirio de San Esteban que formaban parte del Retablo de San Esteban de la iglesia de San Esteban de Valencia, pintados por Juan de Juanes. Los cuadros son San Esteban en la sinagoga, San Esteban conducido al martirio, Martirio de San Esteban y Entierro de San Esteban. Hay un quinto cuadro, San Esteban acusado de blasfemo, pero como actualmente no está expuesto en el Museo, pues yo tampoco lo incluyo ahora.
Si te fijas bien, querido Diario, en el primer cuadro, vemos a San Esteban en la sinagoga, sentado, con la pierna derecha hacia atrás pero con el brazo del mismo lado hacia delante, haciendo un giro de pelvis un tanto complicado. Que San Esteban me perdone, pero parece que está jugando a los bolos. Y, es más, el hombre que está sentado delante de él está girando la cabeza más allá de sus posibilidades, si fuese de carne y hueso y no de oleo, porque, encima, está adelantando la pierna hacia donde gira.
En el segundo cuadro vemos a un soldado con un peto rojo que está tirando de San Esteban con el cuerpo retrasando el hombro derecho pero estirando la pierna del mismo lado hacia delante. Es una postura un poco creíble, pero algo forzada... algo muy forzada.
En la tercera tabla, porque todos los cuadros están pintados al oleo sobre tabla, se ve a una persona vestida de amarillo tirando una piedra... y por ahí ya no paso. Tiene un giro de cadera imposible. Está retrasando el hombro derecho, forzándolo a tope, mientras que la pierna derecha está muy hacia delante, casi donde tendría que estar la izquierda. Imposible de no romperse la pelvis.
Y en el cuarto cuadro, que es el entierro de San Esteban, el amigo modelo y contorsionista de Juan de Juanes se tendría que haber ido de gira con su circo por la zona de Valencia y cuando tuvo que pintar el cuadro no estaba para retorcerse delante del pintor. Oh, lo sentimos. En este cuadro todos los modelos son normales.
Bueno, pero me gustaría explicarte más cosas de estos cuadros, querido Diario.
Y es que tratan sobre el martirio de San Esteban, el protomártir.
-¿Ehhhhh?
Sí, lo que has oído, bueno, lo que has leído, querido Diario. San Esteban fue el protomártir, es decir, el primer mártir de la historia, después de la resurrección de Cristo. Y la historia de este santo está en la Biblia, para ser más exactos en los Hechos de los Apóstoles (Hch 7, 54-60).
Esteban era un diácono, es decir, el grado anterior a ser sacerdote. Por eso Juan de Juanes le pintó con una dalmática, que es la vestidura que utilizan estas personas. Es cierto que San Esteban no la llevaba porque es una vestimenta más moderna, pero le pintó así para marcarle como tal y que la gente que viese el cuadro le reconociese como diácono.
¿Que qué es una dalmática? Es distinta a la casulla que visten los sacerdotes. La casulla es, más o menos, como un poncho, sin mangas, y la parte de abajo es redondeada. Y la dalmática tiene una especie de mangas y la parte de abajo es recta.
Ahora, querido Diario, quiero que te fijes en un personaje que sale en casi todos los cuadros...
En el primero está, cabeza con cabeza, encima de San Esteban, en la misma vertical. Está mirando hacia nuestra derecha, hacia el hombre con sombrero rojo que sostiene un libro.
En el segundo cuadro este personaje está detrás del hombre del peto rojo. Solo se le ve la cabeza, pero se distingue claramente que es el mismo personaje.
En el tercer cuadro está apartado, al fondo, sentado en una roca, junta a unas ropas que están tiradas al suelo.
Y en el cuarto cuadro no está. Hay otro hombre raro, distinto, pero de él te hablaré más tarde.
Ahora te pregunto yo, querido Diario, ¿quién es ese personaje? Pues es, ni más ni menos, que Saulo.
-¡¡¡¿¿¿Ahhhh???!!!
Ya, ni idea, ¿verdad? Pues Saulo era un personaje que perseguía a los cristianos, y que más tarde se arrepintió, se convirtió al cristianismo y se cambió de nombre y se llamó Pablo... San Pablo... San Pablo de Tarso. Y es que se llamó así porque Pablo, en latín, significa pequeño u hombre humilde. Por eso se cambió a ese nombre, porque se consideraba un instrumento humano pequeño y humilde, de poco valor, aunque, sin embargo, fue escogido por Dios, su Señor, para desempeñar una gran misión.
Y ya, para terminar de darte este rollo, te diré, querido Diario, que te fijes en el último cuadro. Como te comenté antes, hay un personaje que no encaja en la escena. Vemos a los cristianos enterrando a San Esteban pero hay un hombre de negro, vestido como una persona del siglo XVI, mirando al espectador del cuadro.
¡Ah! Se me olvidaba decir, aunque me imagino que ya lo supone, querido Diario, que San Esteban era coetáneo, es decir, de la misma época de Jesucristo... y estos cuadros están pintados hacia el año 1562, en el siglo XVI.
Pues ese personaje del siglo XVI vestido de negro no se sabe quién es, pero los entendidos de arte se imaginan que era uno de los comitentes del retablo, pues fue costeado por varios personajes de la ciudad de Valencia. O sea, que ya que había contratado al Juan de Juanes y le había pagado, pues quiso inmortalizarse y le pidió que le retratara.
-Ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografías de los cuadros San Esteban en la sinagoga, San Esteban conducido al martirio, Martirio de San Esteban y Entierro de San Esteban - hacia 1562 - de Juan de Juanes, que se puede contemplar en la sala 51).
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