Querido Diario:
Habitualmente los grupos que visitan el Museo del Prado suelen ir a ver las obras más conocidas, como el Tríptico del jardín de las delicias de El Bosco, Las meninas de Velázquez, La maja vestida, La maja desnuda y las Pinturas Negras de Goya,...
Y en las salas que me ha tocado vigilar este mes no hay ninguna de estas obras "importantes", aunque para mí todas lo son. Por tanto no viene ningún grupo "a verme". Bueno, algún que otro grupo de estudiantes sí ha pasado para ver La Última Cena, de Juan de Juanes, pero se pueden contar con los dedos de una mano y me sobra alguno.
Pero hoy mis salas han triunfado... ha venido un grupo y no han visto un cuadro, sino dos. ¡Toma ya! Dos a precio de uno. Me imagino que debería ser un grupo de médicos o, por lo menos, relacionados con la medicina, pues primero han visitado el cuadro de San Damián, de Fernando Yáñez de la Almedina, del que te hablé ayer 27 de noviembre, y luego pasaron a ver a San Antonio Abad, pintado entre el 1450 y el 1460 por Joan Reixach.
Me imagino, querido Diario, que te preguntarás el por qué de estos dos cuadros relacionarlos con la medicina. Bueno, el primero está claro... San Damián, junto a su hermano San Cosme, eran médicos y ejercieron siempre sin cobrar a los enfermos. Por eso son los patronos de los médicos en general, de los cirujanos, de los farmacéuticos y de los barberos. En fin, supongo que también te preguntarás el porqué son patronos de los barberos. Eso tiene una explicación muy fácil. Es que antiguamente se unían los oficios de cirujano, sangrados, dentista y barbero en una sola persona. Por ejemplo, el padre de Miguel de Cervantes era un zurujano sangrador de cuota, es decir, un cirujano sin titulación.
Bueno, sigo... el cuadro San Antonio Abad también está relacionado con la medicina, aunque no lo parezca.
San Antonio nació en una aldea de Egipto llamada Qeman. Cuando murieron sus padres, vendió todos sus bienes, donó el dinero a los pobres y se consagró a la vida de anacoreta, que es la persona que vive en lugar solitario, entregada enteramente a la contemplación y a la penitencia.
Y fue tentado repetidamente por el demonio en el desierto. Por eso existen muchos cuadros sobre La tentación de san Antonio, ya que se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana. Es más, el Museo del Prado tiene diez cuadros con esta temática.
Bueno, querido Diario, ¿qué ves en el cuadro? Pues vemos a un anciano con barba, que es San Antonio, lógicamente, vestido con una túnica blanca por debajo cubierta por una capa marrón, en cuyo hombro está bordada una Tau en azul. La Tau, según el libro del Apocalipsis, se asocia como el símbolo que tienen en la frente los siervos y salvos de Dios.
También podrás comprobar que tiene en la mano derecha un libro. Es el libro de la Regla de la Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios o Antonianos, que se fundó en el siglo XII para atender y cuidar a los enfermos con dolencias contagiosas... luego te cuento más.
Además, aparte del libro, en esa mano tiene una campana para ahuyentar a los demonios que le atormentaban.
A sus pies, detrás de él, hay un cerdo negro, que también podría ser una jabalina. Y es que, según la tradición, un día se le acercó una jabalina con sus jabatos, que estaban ciegos, en actitud de súplica. San Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. De ahí la representación del "cerdo negro". Bueno, también hay otra interpretación que dice que el cerdo negro es una alusión al demonio y a las tentaciones de la carne. Elije tú, querido Diario. A mí me gusta más la historia de la jabalina.
Seguro que te estarás preguntado, querido Diario, dónde está el tema médico en este cuadro. Pues es justamente ten el suelo, en unas llamas que brotan de él.
-¿Ehhhh?
Pues sí, es lo que se llama Fuego de san Antón. ¿Te acuerdas que te he comentado que en el siglo XII se fundó la Orden de los Antonianos para cuidar de los enfermos con dolencias contagiosas? Pues existe una enfermedad contagiosa que se llama ergotismo, llamada también fuego de san Antón, de ahí las llamas del cuadro.
Esta enfermedad está causada por la ingesta de alimentos contaminados, sobre todo el centeno. Los efectos del envenenamiento son alucinaciones, convulsiones y, sobre todo, la contracción arterial que puede conducir a la aparición de gangrena y a la necrosis de los tejidos de las extremidades. La piel y la carne mueren y se quedan negros como las brasas de una hoguera... de una hoguera en llamas... las llamas del fuego de San Antonio Abad.
Ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografía del cuadro San Antonio Abad - 1450-1460 - de Joan Reixach, que se puede contemplar en la sala 52A).
Siempre muy interesante. Gracias, un"cotilla" francés.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mi diario, mi querido Diario, cotilla anónimo francés.
EliminarMuchas gracias por tu información.S
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo, Mjd.
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