domingo, 3 de diciembre de 2017

Querido Diario, 3 de diciembre de 2017

Querido Diario:

Hoy no he ido a trabajar porque libraba, pero no por eso te dejo de escribir. Y es que ayer, estando vigilando unas de las muchas salas que me tocaron, se me acercó una joven... veintipocos años, calculo yo, y me preguntó por un cuadro.

-Perdone, ¿sabe donde están "los bebedores" de Velázquez?

Ante ese arranque de pregunta te dan ganas de contestar "sí, lo sé", y quedarme más ancho que largo... todavía más ancho de lo que soy, jejeje.

Pero en estos casos hay que se un buen profesional y contestar con toda la educación que tengo.

-Me imagino que se referirá a Los borrachos de Velázquez.

-Sí, a esos.

-Pues está en esta línea de salas. Sin contar ésta, la tercera. Está en la sala 10.

Y se fue tan contenta. Ella sí, pero yo me quedé desanimado, pensando.

-¿De verdad no sabía el nombre de Los borrachos? Puedo entender que no supiera que también se llama El triunfo de Baco, pero no saber lo de Los borrachos... no me entra en la cabeza. Algo se me escapa.

Pero, bueno, a lo nuestro, que es explicarte, si quieres, querido Diario, algo de este cuadro.

Pues empiezo... estamos en lo que se llama la "primera época" de Velázquez, en las vísperas de su primer viaje a Italia, cuando llevaba poco más de cinco años de trabajo al servicio del rey y acababa de conocer a Rubens.

Era la primera vez que pintaba un tema mitológico y para ello cogió a tipos humanos propios de sus años en Sevilla.

Si miras bien el cuadro, querido Diario, verás a un personaje principal, que es Baco. Este dios dio al pintor la oportunidad de representar uno de sus primeros desnudos masculinos. A la izquierda del dios, según miramos nosotros, claro, hay un sátiro desnudo que levanta una copa de cristal.

¿Que qué es un sátiro? Pues es un personaje mitológico con aspecto de hombre y con orejas y patas de cabra y cola de caballo o de chivo. Esta clase de personajes solían seducir a jóvenes.

Bien, sigo... a la derecha del dios Baco, desde nuestra perspectiva, hay cuatro hombres medio borrachos con capas pardas y un mendigo en último plano. Y delante de este grupo de gente está un joven que se encuentra de rodillas y está siendo coronado por Baco.

Si te fijas bien, a la izquierda, según miras al cuadro, están los seres del mundo mitológico y a la derecha, los seres del mundo real.

Me imagino que te preguntarás, querido Diario, qué historia está detrás de este cuadro. ¿Qué ha querido decir Velázquez con esta pintura? Pues no eres el único que se lo pregunta, jejeje.

En un principio se creía que era una especie de desmitificación, o incluso burla, a la fábula clásica. Pero últimamente se está interpretando el cuadro como una alegoría sobre el vino, que no solo alegra el ánimo de las personas, sino que también sirve para la creación poética.

-¿Quéééé?

Sí, querido Diario, en la época de Velázquez muchos escritores españoles se pimplaban un poco, o un mucho, para tener creatividad poética. Algo parecido a los Beatles, pero estos se metían en el cuerpo otras sustancias "creadoras".

¿Que cómo han decidido que la interpretación del cuadro es una alegoría al vino? Pues muy sencillo, querido Diario. Si te fijas bien, la la corona que está colocando el dios Baco al joven arrodillado no es de vid, como la que luce él mismo en su cabeza, sino que es de hiedra, que es un atributo con el que se relacionaba antiguamente a los poetas.

¡Ah! Se me olvidaba, querido Diario. ¿Has visto la "mancha" marrón que está en la esquina inferior izquierda. Si te fijas bien es la silueta de otro hombre que tiene una corona de hiedra... y que está observando la escena.

¿Podría ser una prolongación de nosotros mismos, simples espectadores "borrachos" de Los borrachos?

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro Los borrachos, o El triunfo de Baco - 1628-1629 -, de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, que se puede contemplar en la sala 10).

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