Querido Diario:
Hoy ha sido un día muy importante para mí. Te cuento...
No sé si lo sabes, pero el Museo tiene una actividad llamada "El Prado habla", en la cual cualquier trabajador del museo puede dar una charla. Y como yo me suelo meter en todos los charcos, hoy la he dado yo. He hablado sobre la capilla de la Ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, de la que te hable el 16 de noviembre de 2017.
¿Sabes? Soy pregunta de examen para la próxima convocatoria de oposición a vigilante de salas del Museo del Prado. En el apartado de "Historia del Museo y sus colecciones", la pregunta podría ser...
"¿Qué vigilante de salas fue el primero que dio una charla en la actividad "El Prado habla"?
a) Miguel Falomir Faus
b) Pablo Ruiz Picasso
c) Juan Mª Martínez Casado
d) Miguel Zugaza Miranda"
Y la respuesta correcta sería la c).
Ya ha dicho a los del departamento de Educación, que son los responsables de esta actividad, que cuando se monte la exposición sobre el bicentenario del Museo tendrán que poner una fotografía mía como el primer vigilante de salas de "El Prado habla". Una cosa es la solicitud y otra es que me hagan caso, que va a ser que no, jejeje.
En fin, mientras hoy estaba vigilando las salas del mes, pensado, he decidido, si me das permiso, querido Diario, contarte a ti y a todos los cotillas que te leen a hurtadillas la charla. Pero como es larga, lo voy a hacer en "fascículos". Bueno, la charla ha sido solo de veinte minutos, pero he de reconocer que me había preparado una ponencia de casi una hora. Por eso lo voy a hacer por partes.
Ya sabía yo, querido Diario, que me ibas a dar el visto bueno. Pues empiezo con la primera entrega...
"Buenos días. Me llamo Juan Mª Martínez Casado y soy vigilante de salas del Museo. Y hoy voy a hablaros de la capilla de la Ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, de la provincia de Segovia.
Además he de decir que tengo un blog en internet que se llama "Diario de un vigilante de salas del Museo del Prado". Lo digo por si a alguna persona le puede interesar.
Y dicho esto, he de decir que el Museo no se pueden hacer fotografías... sin flash, con flash, selfies, panorámicas, a mi hijo,... Estamos en España y tenemos que ser políticamente correctos y "no foto es no foto".
Además, no se pueden tocar las obras de arte... ni cuadros, marcos, esculturas, mesas de piedras duras, maquetas, leones de oro,... Curiosamente parte de la obra de la que vamos a hablar hoy parece que tiene un "imán cárnico" y todo visitante que se precie siente una atracción irrefrenable y pega su mano en esa parte de la obra. Por suerte esa parte no tiene pintura, pero, no sé si es por ese motivo o por otro, pero tocan esa parte de la capilla.
Y también existen por el Museo unas cuerdas llamadas "catenarias" que nos informan que no se puede traspasar el límite que marcan. No se puede pasar las manos, los planos, las patillas de las gafas, los abanicos, los bolígrafos....
-Si no he tocado.
-No he dicho que haya tocado. Es que no se puede rebasar el límite que marca la catenaria.
¿Que por qué digo todo esto? Pues porque como vigilante de sala me gustaría que todos los guías turísticos lo dijeran. Es más, me gustaría que todos los guías turísticos lo cumplieran. Para nuestro trabajo sería de gran ayuda.
¿Que por qué elegí esta obra?
He de decirles que aparte de ser vigilante de salas del Museo, soy guía turístico en mi ciudad, Alcalá de Henares, y me he especializado en turismo religioso. Soy guía de la Catedral Magistral de Alcalá, de su Torre y del Museo Monasterio de San Bernardo. También tengo que decirles que no somos unos guías "al uso". Nos hemos especializado en explicar el porqué de las cosas desde el punto de vista de la iconografía y explicando algo de teología. Y eso es lo que voy a intentar hablar hoy.
He elegido esta capilla porque la primera vez que me mandaron vigilar esta sala, que es la 51C, estaban cerradas las otras dos salas que me tendrían que haber tocado vigilar, la 51A y 51B, ya que las estaban preparando para una exposición temporal. Y como esta sala tiene una entrada secundaria, al final de una escalera y principio de una rampa, no pasaba "ni Dios". Bueno, Dios sí, porque está en todas partes. Estábamos solos Dios y yo, y pensé...
-¿Qué voy a hacer yo solo aquí cinco horas?
Entonces pensé en mis visitas turísticas religiosas del Monasterio de San Bernardo...
-Y si el Museo me diese la oportunidad de hacer una visita turística de esta capilla, ¿qué les diría?
Y me pasé toda la tarde pensando cómo sería esa visita turística.
Y mira por donde, hoy el Museo me concede este privilegio.
Después de todo lo dicho, empecemos a hablar de la ermita... ¿Dónde está la ermita realmente? Pues está en el margen derecho del río Riaza, en el término municipal de Maderuelo, en la provincia de Segovia.
Fue construida en el primer tercio del siglo XII y es de estilo románico.
Estaba concebida para el rito hispano-mozárabe. Hay que decir que la liturgia mozárabe era muy rica en escenificaciones artísticas. Se creaba una atmósfera muy emocionante de color y sonido. Se utilizaba mucho el incienso, la música,... cada gesto del sacerdote tenía un porqué teológico. Luego se impuso el rito latino, que era más frío, menos vistoso. Pero, como he dicho, la capilla de Maderuelo se construyó pensando en el rito hispano-mozárabe.
Esta ermita ha tenido, lógicamente, mucha historia y muchas historias, pero me voy a fijar en la reciente...
En 1896, el párroco de Maderuelo tenía problemas económicos para arreglar la iglesia parroquial del pueblo y, con el permiso del Obispo de Segovia, vendió la ermita de la Vera Cruz por treinta duros, de la época.
En 1922, León Leví compró parte de las pinturas de la capilla y empezó a arrancarlas. Para ser más exactos, compró el Pantocrátor. Por suerte, la Adminstración del Estado paralizó ese trabajo.
Dos años después, en 1924 la capilla absidial de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo fue declarada Monumento Arquitectónico Artístico, por lo cual, no se podía arrancar las pinturas.
En 1947, por la creación de un pantano al lado de la ermita, el Estado arrancó las pinturas para su conservación.
Y tres años después, en 1950, ingresaron en el Museo Nacional del Prado, y colocaron las pinturas tal y como estaban en el ábside de la ermita. Es decir, montaron una capilla lo más fielmente posible a su disposición original.
¿Cómo se "arranca" una pintura mural?
Hay tres métodos... Strappo, Stacco y Massello. Y la que se utilizó en este caso es el Strappo. Consiste en limpiar el muro; luego se echa encima un fijador, que actualmente algunos restauradores utilizan “resina epoxi; más tarde se cubre la pintura con unas telas empapadas en cola orgánica caliente; cuando estás secas se separan del muro, consiguiendo que la pintura se quede “pegada” en la tela; una vez extraída la pintura, se limpia de impurezas la parte de la pintura y luego se traslada al lienzo, y con agua caliente se quita las telas y el fijador sobrante.
¿Quién es el autor de las pinturas?
Primeramente hay que decir que en el románico no se puede hablar de un autor, sino, por lo menos, de dos. En el II Concilio de Nicea, en el año 787 después de Cristo, se dijo, y lo leo textualmente...
"No son los pintores sino los Santos Padres quienes tienen que inventar y ordenar. A ellos, los Santos Padres, pertenece la composición, al pintor sólo la ejecución".
Por tanto hay que hablar de un teólogo que pensó y diseñó la composición, y de un pintor que la ejecutó.
Sobre la pintura, es de un autor anónimo, pero se ven semejanzas con las pinturas de la ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga, de la provincia de Soria y de las iglesias de Iglesias de San Climent y Santa María de Tahull, las dos en la provincia de Lérida. ¿Podrían ser del mismo autor? No se sabe. Podrían ser del mismo pintor o de una escuela similar"...
Y por hoy, ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografías de parte del ábside de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo -Segovia-, pintado hacia 1125. Fotografías sacadas de la página web del Museo Nacional del Prado).
Se te ha olvidado decir:
ResponderEliminarQuién es el dueño ahora del edificio (ayuntamiento).
Que se puede ver dentro (una reproducción de lo que se llevaron porque al arrancar siempre se queda una parte y esa parte a sido realzada).
El porque de arrancar (has dado la versión oficial; la verdad, no por el pantano -que se hizo para regar la remolacha (que ya no se planta) en Aranda y que rara vez ha llegado el agua hasta el edificio; si no porque los americanos querían arte románico, se habían llevado ya el abside de Fuentidueña, parte de la decoración frescos de la de San baudelio de Berlanga que está en el Prado también y lo que había en la de mi.