Querido Diario:
Como te dije el 26 de octubre, di una charla en la actividad del Museo llamada "El Prado habla". Y te prometí transcribirla para ti y para todos los cotillas que te leen a hurtadillas.
Me quedé diciéndote que los autores de estas pinturas son, por lo menos, dos personas, el "diseñador" y el ejecutor, y que las dos son anónimas.
Continuo...
"Las pinturas de esta capilla estaban en el ábside de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo. Pero, ¿qué es un ábside?
Es el lugar donde el sacerdote celebraba la Eucaristía. Actualmente es algo distinto y se le llama Presbiterio, y suele estar separado del pueblo por unas escaleras. Es parecido al Santa Santorum judío, que estaba apartada de la gente por unas cortinas. En el Románico, el ábside solía estar en una capilla separada de la nave donde se colocaba los feligreses.
El ábside de esta capilla estaba repleta de pinturas. Pero, ¿por qué estas pinturas y no otras? ¿Qué representan?
Primero hay que recordar que el ábside era el lugar donde Dios se convierte en Pan y en Vino. Y ahora pregunto, ¿dónde está Dios? Respuesta fácil... en el Cielo. Pues ya que en el ábside Dios está presente en el pan y en el vino, el ábside es como el Cielo. Pues sí, es como el Cielo en la tierra.
Por tanto el autor que diseñó las pinturas quiso representar el Cielo... quiso representar la Ciudad de Dios, tal y como la describe el Apocalipsis y tal y como lo explicó san Agustín, en el siglo V. Si cogiera ahora la Biblia y leyera el capítulo 20 del Apocalipsis, daría más de la mitad de esta charla, pues lo detalla muy bien, tal y como está pintada aquí.
La capilla tiene tres zonas... la bóveda, los riñones de la bóveda y los muros laterales.
Nada más entrar en el la capilla, ¿qué hay dibujado en la puerta de acceso? Pues como es la primera pintura, se representa el principio de todo... el origen del Paraíso, del Cielo.
Si miramos hacia la entrada veremos dos escenas sobre el Paraíso. En el lado izquierdo la creación de Adán. Él está desnudo, y Dios le sujeta la mano con la suya izquierda a la vez que con la mano derecha le bendice.
Y en el lado derecho vemos a Adán y Eva comiendo del fruto prohibido que le ha ofrecido la serpiente.
Curiosamente vemos en estas dos escenas cuatro árboles. ¿Por qué se han pintado cuatro y no... ocho, por ejemplo? Pues porque, siguiendo una tradición oral de la época, recogida más tarde en unos escritos por el dominico Santiago de Vorágine, dice que la cruz de Cristo estaba hecha con la madera de cuatro árboles de diferentes especies... palmera, cedro, ciprés y olivo.
Y qué bonito detalle pintar esos cuatro árboles en el Paraíso, ya que nos quiere decir que "por el árbol del Paraíso pecamos, por el árbol de la cruz nos salvamos".
Eso sí, no es fácil identificar cada árbol en las pinturas, excepto el del centro, que debe ser la palmera... por el tronco.
Y además, vemos unas letras entre los personajes... ATM y ATEV. ¿Qué significan estas letras? En un principio pensé que podrían ser las abreviaturas de sus nombre, pero no lo veía muy claro. Hasta que empecé a pensar y me dí cuente que en el Medievo la gente era analfabeta. No conocían la escritura y solo la conocían los unas pocas personas cultas. Estas letras, por tanto, estaban destinadas a esos entendidos. Y no eran, como he dicho antes, las abreviaturas de sus nombres sino que eran acrósticos, la primera letra de cada palabra de una frase en latín, que era el lenguaje culto de la época.
ATM es el acróstico de "Adam Traxit Morte", que quiere decir "Adán arrastró [a la humanidad] a la muerte".
Y ATEV quiere decir "Adam Tradidit Evae Vitam", traducido al castellano dice "Adán trasmitió la vida a Eva".
Por tanto, con estos acrósticos, ya no tenemos dos escenas del Paraíso, sino cuatro... La creación de Adán, Adán trasmitiendo la vida a Eva, el pecado de Adán y Eva, y Adán arrastrando a la humanidad a la muerte.
Y debajo del Paraíso y del pecado de Adán y Eva, ¿qué vemos? Hay unos lebreles rampantes. Bueno, debería haber unos lebreles, pero solo queda el hocico de uno, el de la izquierda. Pero si nos fijamos bien, ese hocico es igual al de los perros del cuadro "Cacería de liebres" de la ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga, que tenemos en esta misma sala.
Bueno, los lebreles son una copia del cancerbero de la mitología clásica. Los lebreles son perros cazadores y, fijándonos en el cuadro de la ermita de San Baudelio, cazan liebres. Pues volviendo a nuestras pinturas, hay que saber que, según los libros Levítico y Deuteronomio, los dos de la Biblia, dicen que la liebre, junto a otros animales, son impuros. Y como tal, no podrían entrar en el Reino de los Cielos. Eso nos da a entender que estos lebreles pintados aluden a que no dejan pasar a los impuros a este "Cielo en la tierra". El sacerdote, se supone que puro, es el único que puede pasar. Pero hay que decir que el hombre santo no entra por esta puerta custodiada por unos perros, sino por otra más pequeña que luego hablaremos de ella.
Ahora vamos a posicionarnos donde estarían los feligreses, fuera del ábside. ¿Qué es lo que ven al frente? Ven dos escenas del Evangelio. Pero, ¿por qué el autor eligió estas dos escenas de las muchas que podría haber escogido? Fijaos qué bonito...
Enfrente del pecado de Adán y Eva, Dios nos dice, por medio del autor, que para entrar en el Cielo, hay que ver, y a la vez hacer, lo que representan estas dos escenas...
Por un lado, vemos a la mujer pecadora arrepentida que lava los pies de Jesús con sus lágrimas y por otro lado vemos la escena de la Epifanía, la adoración de los Magos, pero en este caso con solo un mago.
Vamos a fijarnos en el lado izquierdo, el de la mujer arrepentida. Vemos que Jesús le está bendiciendo y a un ángel que está señalando a los dos... qué bonito... el ángel nos está diciendo que hay que arrepentirse para que Jesús te perdone y te bendiga.
Y si nos fijamos en la escena de la Epifanía, que está a la derecha, vemos que hay un solo mago. Y eso que en el siglo III el teólogo Orígenes ya hablo de tres magos. Es más, existe un mosaico en la iglesia de San Apollinaire Nuevo, en Rávena, Italia, del siglo VI, en el que se ven los tres magos y están escritos sus nombre. Pero en nuestra capilla solo hay un mago. Nos está indicando que no hay que donar cosas... sino que hay que donarse uno mismo.
Por tanto, estas dos escenas nos dicen que hay que dejar el pecado atrás e ir al Cielo con arrepentimiento y entrega.
Y todavía hay más... en el centro, entre estas dos escenas, ¿qué vemos? Una ventana. Verdaderamente el hueco de esta ventana mide 7 x 60 centímetros. Y hay que decir que antiguamente todas las iglesias estaban orientadas hacia el Este, como mirando la salida del sol... mirando a Dios que nos ilumina.
Imaginaos esta escena más bonita... el sacerdote está diciendo la misa de espaldas... bueno, eso está mal dicho. El sacerdote es el representante del pueblo y por eso está delante del pueblo. Es como el conductor de un autobús. ¿Está dando la espalda a los pasajeros? No. Está delante de ellos. Pues aquí es lo mismo, el sacerdote está delante del pueblo.
Además hay que decir que antiguamente la misa se solía decir a las primeras horas del día, ya que existía, y existe, lo que se llama "ayuno eucarístico". Actualmente es que, para comulgar, para recibir a Dios, hay que estar en ayuna por lo menos una hora antes. Pero antiguamente había que estar en ayunas desde el día anterior. Por eso se decía la misa tan pronto... para luego desayunar e ir a trabajar al campo.
Pues volviendo a la escena de la capilla... el sacerdote está diciendo la misa delante del pueblo y en el momento de la elevación, después de la consagración, la luz entra por la ventana y solo se ve a la Hostia Consagrada que es iluminada por el sol que nace... ¡¡¡Qué escena más bonita!!!
Y todavía no se ha terminado... ¿qué vemos encima de la ventana? Está Dios Espíritu Santo en forma de paloma. ¿Y qué le rodea? Una especie de elipse puntiaguda de dos colores, azul y rojo... es una llama de fuego. Y junto a la ventana, que es alargada, representa la luz que nos ilumina.. Qué significado más teológico... Es el Espíritu Santo, representado en forma de paloma sobre una llama, el que nos ilumina, como a los apóstoles en Pentecostés, y a la vez transforma el pan y el vino en Cuerpo y en Sangre de Jesucristo, como en la Última Cena".
Y por hoy, ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografías de parte del ábside de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo -Segovia-, pintado hacia 1125. Fotografías sacadas de la página web del Museo Nacional del Prado).
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