Querido Diario:
Después de pasarme un mes entero vigilando las salas 61B-63B, que son del siglo XIX, he empezado éste con lo que nosotros llamamos "correturnos", que es cada día en unas salas distintas. ¿Y a que no sabes dónde me ha tocado hoy? Ni te lo imaginas... de relevos en las salas del siglo XIX.
Pero no me importa, todo lo contrario, lo agradezco, pues cada día que pasa me "enamoro" más de la pintura de este siglo... con permiso de mi mujer, claro, jejeje.
En fin, hoy me he dado cuenta que los vigilantes no somos perfectos. Te cuento...
Estaba vigilando en el claustro... ah, te tengo que aclarar, querido Diario, que en el grupo de relevos del siglo XIX también entra el claustro, que no es ni más ni menos que el claustro del antiguo Monasterio de san Jerónimo el Real.
Del monasterio ya solo existen la iglesia, convertida en la Parroquia de san Jerónimo, y uno de los dos claustros que tenía... el renacentista.
Y este claustro fue absorbido por el Museo en la reforma realizada por el arquitecto Rafael Moneo y que se terminó en el año 2007.
Pero, bueno, que me lío... lo que te iba diciendo... hoy me he dado cuenta que los vigilantes no somos perfectos. Y es que estaba vigilando en el claustro, que por cierto es la única sala expositiva del Museo en la que se pueden hacer fotografías, junto a la entrada de Jerónimos, pero, bueno, esa no es una sala expositiva como tal, cuando se me ha acercado un hombre, que estaba solo, y me ha peguntado...
-¿Me puede hacer una fotografía?
... a la vez que me entregaba su móvil.
-Lo siento, pero no puedo.
-No se preocupe. Lo entiendo. Gracias de todas formas.
La verdad es que no sé si puedo o no hacer una fotografía a unos visitantes. No existe ninguna normativa al respecto. Como es un caso tan particular, yo creo que nadie ha caído en ese tema.
Entiendo que no pasa nada si le hago ese favor, pero tampoco sé la reacción de mis jefes si me ven haciendo una foto a un visitante. Se supone que estamos para vigilar y velar por la seguridad de las obras de arte expuestas, y por tanto hacer fotografías a los visitantes no entra dentro de nuestro cometido, ya que en ese momento de "distracción" podría pasar cualquier cosa a las obras de arte expuestas. Pero, ¿lo tenemos prohibido? A ver si me acuerdo y se lo pregunto a alguno de mis jefes y te lo cuento.
Ya ves, querido Diario, no soy perfecto... pero otro compañero mío tampoco. Prefiero dejarle en el anonimato...
Cuando he ido a relevarle para que descansara, me ha dicho...
-Un señor hispanoamericano me he preguntado dónde está el lavatorio... y le mandado a los aseos. Y luego, pensando, creo podría estar preguntando por El lavatorio de Tintoretto.
... que es el cuadro del que te hablé en el pasado 6 de diciembre.
Pues podría ser que preguntase por El lavatorio de Tintoretto y no por los aseos, pero entiendo a mi compañero, pues he oído denominarlos de muchísimas maneras... aseos, lavabos, baños, retretes, urinarios, mingitorios, toilets, en perfecto inglés, "tualetes", en perfecto espaninglis,... y , por tanto, ¿por qué no podría ser el lavatorio, el aseo?
Resumiendo, hasta los vigilantes no somos perfectos... pero casi, jejeje.
Y hoy es domingo. Pero un domingo especial... hoy la Iglesia Católica celebra la festividad del Corpus Christi.
Bueno, el Corpus Christi se celebra sesenta días después del Domingo de Resurrección, y por tanto, por cálculos matemáticos, tendría que caer en jueves. Pero en muchas regiones esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral... y la Iglesia se ha adaptado a este cambio y ya la ha pasado directamente al domingo.
¿Y a qué viene este rollo? Te preguntarás, querido Diario. Pues viene porque te quiero hablar de un cuadro... del siglo XIX, qué raro, jejeje, que pasa desapercibido pero que me cautivó desde el primer día que lo vi.
Se titula Procesión en la Abadía de Tiglieto, y lo pintó Serafín Avendaño Martínez en el año 1895. Y entra dentro del grupo de la Pintura Costumbrista y en la del Naturalismo, ambas del siglo XIX.
Serafín Avendaño consiguió en 1861 una Pensión para estudiar en el extranjero y se fue a Italia, más concretamente a Génova y más tarde recorrió la región de Liguria. Allí se especializó en el paisaje de carácter realista, luminista y con preferencia por las atmósferas húmedas. Regresó a España en 1891, donde, entre otros muchos, pintó este cuadro.
Este cuadro representa una procesión en el municipio de Tiglieto, de la provincia de Génova. Y está lleno de detalles... cosa que me encanta, pues te puedes pasar un buen rato mirando y sacando detallitos por todos los lados.
Lo primero que me llamó la atención cuando lo vi, querido Diario, son las personas arrodilladas con mucha devoción en medio de la pradera, delante del paso de la procesión. Y esta está encabezada por una gran cruz procesional acompañada por dos aldeanos llevando los cirios. Y detrás... bastante detrás para ser realistas, se ve otra cruz seguida de otros ciriales y después está el sacerdote que lleva en sus manos al Santísimo en una custodia, bajo palio.
¿Que qué es un palio? Pues es es un dosel, es decir, una especie de toldo sostenido por cuatro varas. Suele estar bordado ricamente en sus "bambalinas", es decir, en los bordes, que caen un poco por los cuadro lados, así como en su techo, que se denomina "cielo".
El palio lo utiliza la Iglesia solo en las procesiones para resguardar al Santísimo Sacramento. Hace tiempo que también lo utilizaban los dignatarios en algunas funciones religiosas, pero a día de hoy solo está reservado para Dios.
¡Ah! El templo desde donde sale la procesión de este cuadro es la iglesia de Santa Maria alla Croce.
Y si te fijas bien, querido Diario, no van por las calles del municipio, sino que parece que se dirigen hacia el campo. Esto quiere decir que pueden ser dos procesiones distintas... a elegir.
Una podría ser la procesión del Corpus Christi, tal y como las que han salido por toda España, y por medio mundo, en el día de hoy.
Pero también podría ser otra procesión. Ya no sé si se hace, pero antiguamente se hacía, sobre todo en los pueblos, la Procesión de la Bendición de los campos. Se realizaba en primavera, solía ser al amanecer, y se sacaba el Santísimo al campo, a las huertas, y se hacia la ceremonia de bendición de los campos, para pedir a Dios que tuvieran buena cosecha.
Y ahora pregunto... ¿qué procesión pintó nuestro Serafín Avendaño? Sea cual sea, a mí este cuadro me hipnotiza... me encanta.
Ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografía del cuadro Procesión en la Abadía de Tiglieto - 1895 -, de Serafín Avendaño Martínez, que se puede contemplar en la sala 62A).
Ahora busco el cuadro.
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