sábado, 14 de abril de 2018

Querido Diario, 14 de abril de 2018

Querido Diario:

Sé que para gustos están los colores... y los cuadros. Si me dijeran que tuviera que elegir a un pintor, sin pensarlo dos veces diría fray Juan Bautista Maíno. ¿Y a ti, querido Diario? Y me voy a atrever a cotillear a tus queridos cotillas... ¿Y a vosotros?

No preguntaré cuál es el pintor que menos os gusta, porque el mío ya es bien conocido, jejeje.

Y si un vigilante pudiese elegir una época para vigilar en exclusiva, yo me pediría el siglo XIX de España, y en especial la Pintura de historia.

Pero hay que reconocer que todo el siglo XIX en España es muy interesante, pictóricamente hablando, claro, ya que abarcó muchos estilos.

En España, el siglo XIX empezó con Goya... no todo es perfecto... con perdón hacia los admiradores de este pintor. Pero después surgió el Neoclasicismo que venía de Francia, en un principio con un marcado estilo académico.

Después llegó el Romanticismo con retraso respecto a otros lugares de Europa. Se debió en parte por el reinado de Fernando VII y por la falta de una burguesía fuerte, que era el principal público del arte romántico. Este movimiento entró en España a partir de la década de 1830, y llegó, como el Neoclasicismo, por pintores formados en París y en Roma. Por un lado estaba el Romanticismo moderado, que no ponía en cuestión el sistema académico. Y por otro lado estaba el movimiento Costumbrista, que por un lado seguía la técnica pictórica de Goya y por otro mostraban los tipos y costumbres del pueblo español.

A mediados del siglo XIX surgió el Realismo, adquiriendo importancia la Pintura de historia española, por la entrada de ideas nacionalistas. Buscaban la verosimilitud en los paisajes, los personajes y la escenas, dando mucha importancia a los detalles. Contribuyeron al desarrollo de este género las Exposiciones Nacionales, que habían sido instauradas en 1856, ya que las pinturas de historia solían alcanzar los galardones más importantes.

Además de la Pintura de historia, el Realismo mostró otros géneros como el paisaje, que se consideraba un arte menor pero que alcanzó gran relevancia en esta época, y el retrato.

Bueno, después de todo este rollo que te he metido, querido Diario, te tengo que decir que hoy he tenido suerte porque he estado haciendo relevos en las salas del siglo XIX.

Y mirando los cuadros de estas salas, buscando de cuál hablarte, me ha llamado la atención uno en especial... y reconozco que no es de historia, que era la primera opción.

Se titula Recuerdos de Granada, y lo pintó Antonio Muñoz Degrain en 1881. Y es que este pintor valenciano cayó rendido al encanto de Granada y pintó muchos cuadros recordando el pasado nazarí, que tuvieron casi siempre como escenario la Alambra y sus alrededores, y los rincones más pintorescos de la esta ciudad.

¿Sabes, querido Diario? Este cuadro se le conoce tradicionalmente como Chubasco en Granada, pero como te he dicho, su título verdadero es Recuerdos de Granada, que fue el que le puso Muñoz Degrain cuando lo presentó en la Exposición Nacional de 1881. Y se trata de un paisaje de la esquina de la calle que bordea el río Darro y que sube hacia el barrio del Albaicín.

No sé muy bien cuál fue el motivo por el que me atrajo este cuadro, pero una vez delante de él me encantó esa tarde de tormenta... bueno, te he dicho esa tarde porque yo he querido, pero podría ser por la mañana... no, me pega más por la tarde. ¿Y a ti?

A lo que iba, me encantó esa tarde de tormenta con las calles absolutamente desiertas, las ramas de los árboles retorcidas, la tromba de agua corriendo por los canalones y los tejados, las nubes rasgadas por la cortina de agua en el horizonte,... ¡¡¡Espectacular!!! Es más, si me dicen que es un pueblo de Asturias, por las lluvias, me lo creo. Me recuerda los veranos que me pasaba de niño en Luarca, un pueblo costero de Asturias, que, aun siendo el mes de julio, muchas tardes caía una lluvia igual que la del cuadro... ¡¡¡Ay, qué recuerdos!!! Y qué recuerdos tendría Muñoz Degrain para llamarlo así.

Y cuanto más lo miraba, más detalles sacaba. Aparte del la cortina de agua del fondo y su cielo gris plomizo, se aprecia la luz del farolillo en el callejón, el chorro de agua que se lleva el viento al caer por los canalillos del caserón de la izquierda, la lluvia que rebota en la balconada, el suelo encharcado, la lluvia que cae del tejado del mirador de la derecha,...

En fin, que me he pasado un buen rato mirándolo.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro Recuerdos de Granada - 1881 -, de Antonio Muñoz Degrain, que se puede contemplar en la sala 62A).

2 comentarios:

  1. Precioso cuadro, no lo conocía
    Por cierto gracias por las risas que me paso con tus anecdotas.
    Por cierto..... si tuviera que elegir mi pintor favorito.... no se... Rubens, Caravaggio, Velazquez, ( por limitarme a los que hay en El Prado.... no sabria con quien quedarme. Del XIX sin duda entre los españoles Maino, y los de fuera... Ingrés, o Turner...
    como ves... demasiados favoritos y un gusto algo ecleptico.
    Un saludo y de nuevo gracias por las anecdotas y por enseñarnos a los desconocidos de la pinacoteca.

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  2. La pintura española del XIX es extraordinaria.
    Y la muestra que alberga el Museo del Prado de ella es maravillosa (perdón, no pretendo ser pelota). Goya, el primero, Vicente López Porteña (¡pasote de pintor, retratista supremo!), su hijo Bernardo (aunque de él sólo hay un cuadro, creo, la reina María Isabel de Braganza con el museo detrás, quizás me equivoque), Antonio Gisbert, los Madrazo (los tres), Fortuny (medio Madrazo), Moreno Carbonero, Muñoz Degrain, Casado del Alisal, Emilio Sala, Martín Rico, Carlos de Haes, Aureliano de Beruete, Sorolla, Vicente Palmaroli, Ignacio Picazo… (me olvido muchos, perdónenme.
    Por no hablar de los escultores: Querol, Agapito Vallmitjana, Cubero...

    Sobre Antonio Muñoz Degrain profeso una especial simpatía (tiene varias obras colgadas en el museo a cuál más interesante. Hay una especialmente atractiva (ahora creo que no está expuesta, la ponen y la retiran, yo he tenido la suerte de contemplarla: Antes de la boda. En ella aparece la novia “agonizando” porque la obligan a casarse con alguien a quien no quiere. ¡Impresionante! También hay varios cuadros de Degrain en el Museo de Bellas Artes de San Fernando, en la C/Alcalá, 13. Otro gran museo que también hay que visitar.

    Muñoz Degrain fue muy amigo de Picasso. Y fue maestro de un pintor olvidado que murió en el exilio (por republicano) de Monterrey, México: Juan Eugenio Mingorance Navas.
    Mingorance, también malagueño, del que apenas se conoce nada de él en España, tuvo como modelo ocasional a mi tía Teresa, en el Madrid casi sitiado del agosto del 36.
    Guardo de él una lámina, un gouache en la que pinta a mi tía, entonces una quinceañera, ¡bellísima! Ocupa el sitio principal de mi hogar.

    Por eso Muñoz Degrain es para mí tan interesante y me paso ratos perdidos contemplándolo en el Prado.

    Gracias a ustedes por mantener este blog.

    Ángel Aguado

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