jueves, 12 de abril de 2018

Querido Diario, 12 de abril de 2018

Querido Diario:

Hoy ha sido un día raro. Por un lado me ha dado un bajón, pero luego me ha dado un subidón. Te cuento...

Me ha tocado vigilar las salas de El Greco, y he comprobado que algunas obras de arte estaban prestadas para una exposición temporal en Nueva York. Por eso el Museo ha tenido que añadir a estas salas otras obras, pero esta vez de Maíno... sí, mi querido fray Juan Bautista Maíno, y de Luis Tristán.

Bueno, a lo que iba... el bajón me lo han dado un grupo de jóvenes de unos 17 años. Y me ha dado bajón por su ignorancia. ¿Esta es la juventud que estamos formando? Te tengo que decir, querido Diario, que no era un grupo español, pero no te puedo ni quiero dar más información sobre ellos. La profesora estaba explicando, en perfecto español pero lento para que la entendieran, el cuadro Pentecostés, que pintó El Greco hacia el año 1600. Y la profesora ha preguntado...

-En la parte de arriba hay una paloma. ¿Qué significa la paloma?

Y un joven contestó...

-La paz.

Bueeeeno... síííí... la paloma puede representar la paz. Pero en este caso va a ser que no. ¿¿¿No sabían que la paloma representa a Dios Espíritu Santo???

Siguieron...

-¿Y por qué tienen una llama encima de la cabeza?

-Para hacer un ritual y quemarse todos juntos.

¡¡¡EHHH!!! Te lo prometo, querido Diario. Eso es lo que dijo. Lo apunté en el papel que llevo siempre en el bolsillo de la chaqueta para que no se me olvidara. No sé si estaba de cachondeo o lo ha dicho porque lo sentía, pero... ¡¡¡Esta es la juventud que nos precede!!! Miedo me da.

Pero la cosa continuó...

-Estos cuadros estaban en el retablo mayor de la iglesia del Colegio de la Encarnación, de Madrid. ¿Sabéis lo que es un retablo?

-No...

Sin comentarios... sobre los estudiantes. Y digo esto porque la culpa no es solo de la juventud, sino también la tenía la profesora. Me explico...

Ya no estaban con el Pentecostés, sino que se habían ido a ver la Adoración de los pastores, que pintó El Greco entre los años 1612 y 1614. Como bien podrás comprobar en la fotografía que he pegado al lado, querido Diario, la luz que alumbra a los personajes del cuadro "nace" del Niño Jesús. Y la profesora se explayó de lo lindo...

-Cuando tenemos una idea decimos que "se me ha encendido la bombilla". Por eso El Greco pintó al Niño como una lámpara que ilumina a los demás personajes. Es porque significa "la sabiduría"...

¡¡¡Ay, Dios mío!!! Ya lo entiendo todo... si así son las explicaciones que da en clase, ya entiendo el porqué los jóvenes no saben nada de nada.

Primero, en la época de El Greco no existían las bombillas. Por tanto no podría existir esa expresión. Y me imagino que tampoco existiría la idea. Aunque a lo mejor se decía "se me he encendido la vela". No lo sé. Pero lo que sí sé es que la luz que sale del Niño Jesús significa otra cosa. Es una alusión al Evangelio del San Juan, cuando dice...

"Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»". (Jn 8, 12)

Por tanto, la luz no significa "sabiduría" sino "la luz que alumbra al mundo".

Menos mal que se marcharon al poco tiempo de oír estas barbaridades y me pude tranquilizar, pero poco... En la sala había un matrimonio mayor, jubilados, y una chica de unos veinte años con una cámara buena. Yo estaba paseando cuando oigo el típico "clic" de una fotografía. Me giro y mientras me voy acercando a ella voy diciendo...

-No fotos, por favor... No pictures, please... No fotos, por favor.

Tres veces, dos en español y una en inglés. Claro, se le empezó a funcionar el tímpano cuando yo estaba a un metro de ella...

-¿Es a mí?

Miré a los lados y dije...

-Estamos cuatro personas en la sala y solo usted está haciendo fotos... Sí, es a usted.

-Ah, vale.

Reconozco que no sé si ha sido la contestación más políticamente correcta, pero me ha salido del alma... y seguro que los chicos de antes tampoco sabrán lo que es el alma.

Pero, bueno, al principio te he dicho que me ha dado un bajón, pero también me he animado después. Y es que, estando en mis salas, ha entrado un religioso carmelita. En el Museo he visto sacerdotes con clériman, que es una camisa con el cuello especial para sujetar el "alzacuellos", que a su vez es una tira blanca, normalmente de plástico, que es el distintivo de su condición sacerdotal. También he visto sacerdotes con sotana, a monjas, a religiosos franciscanos con su hábito,... pero nunca había visto a un carmelita. Y es que tengo que reconocer que tengo devoción por los carmelitas, porque de pequeño fui monaguillo en un monasterio de carmelitas descalzos y tengo muy buenos recuerdos de aquella época.

Pues el carmelita iba mirando cuadro a cuadro con mucha devoción. Es más, yo diría que incluso estuvo rezando delante de más de uno.

Estaba yo expectante para que se fijara en un cuadro en especial, pero cuando acabó de ver los cuadros de la segunda sala, en vez de entrar a la tercera, se empezó a dirigir hacia la puerta de salida de las salas de El Greco. Y ni corto ni perezoso me abalancé sobre él...

-Perdone, ¿es usted carmelita?

Se miró de arriba a abajo y me contestó...

-Sí, claro.

-Es que me gustaría enseñarle un cuadro que creo que le va a gustar.

Y le dirigí a la tercera sala y le puse delante del cuadro en cuestión.

-Muchas, muchas, muchas gracias.

Y se quedó ensimismado durante unos diez minutos contemplando la pintura.

Me imagino que te preguntarás que qué cuadro es, ¿verdad, querido Diario? Si ya lo sabía... es el Retrato de un carmelita, que pintó Luis Tristán hacia el año 1620.

Poco te puedo decir sobre este cuadro, querido Diario. Simplemente que desde finales del siglo XVI a las órdenes religiosas les dio por solicitar retratos de los religiosos más afamados por sus virtudes o por su actividad intelectual.

El problema sobre este cuadro es que no se sabe quién es el retratado. El hábito nos revela solamente que era un carmelita, y que los libros que se ven abiertos sobre la mesa nos puede dar a entender que era un escritor de la orden o un estudioso.

Sobre el retratado no te puedo contar más, pero hay que decir que Luis Tristán lo pintó con gran expresividad, ya que logró transmitir los rasgos del rostro de manera muy eficaz. Además, jugó con la creación de dos grandes superficies de color que contrastan mucho entre sí... el oscuro del fondo y los blancos de la capa del hábito. Y además, el contraste actúa como marco de las zonas de mayor valor expresivo... las manos y la cara.

Sin más que poder decirte... ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografías de los cuadros Pentecostés - hacia 1600 -, de El Greco, que se puede contemplar en la sala 9B; Adoración de los pastores - 1612-1614 -, de El Greco, que se puede contemplar en la sala 10B; y Retrato de un carmelita - hacia 1620 -, de Luis Tristán, que se puede contemplar en la sala 8B).

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