jueves, 8 de marzo de 2018

Querido Diario, 8 de marzo de 2018

Querido Diario:

Recuerdo que hace unos días estábamos mi compañero y amigo Álvaro y yo hablando de las mujeres pintoras que tienen cuadros en el Museo. Nos estuvimos rompiendo nuestras cabezas, recuerda, querido Diario, que somos hombres y nuestras neuronas llegan hasta donde llegan, y llegamos a la conclusión que el Museo tenía cuadros de cinco pintoras...

-"La" Sofonisba, su hermana, "la" Artemisa, Clara Peeters y... ¿cómo era? ¡Ah, sí!... una tal Bonheur o algo parecido.

Sí, querido Diario, fue así nuestro comentario. Nuestras pobres entendederas nos llevaban a deducir que teníamos cuadros de solo cinco pintoras. Menos mal que Álvaro se lo preguntó a otra compañera y también amiga, Ana, y nos sacó de dudas...

-Las mujeres artistas en las colecciones del Museo son treinta y dos...

Y así nos lo dijo, sin anestesia ni nada. No te puedes ni imaginar la cara de "panoli" que se me quedó. Y nosotros que pensábamos que eran cinco... Bueno, al fin y al cabo, nosotros las contamos "a ojo" y solo nos equivocamos... en veintisiete. Simplemente nos dejamos olvidadas el ochenta y cuatro por ciento de las mujeres pintoras del Museo. Nada más... y nada menos.

Y, ¿sabes, querido Diario? La pintora más conocida de todas es Sofonisba Anguissola. Pertenecía a una familia noble de Cremona, ese municipio italiano que está al norte del país, pero al sur de la región de Lombardía. Y fue educada en la pintura junto a sus cinco hermanas. Pero el Museo solo tiene cuadros de ella y de otra hermana, Lucia Anguissola. Por lo menos ésta tiene un nombre más fácil del pronuciar, jejeje.

De Sofonisba tenemos cuatro cuadros... bueno, tres y medio, porque uno está atribuido a ella, pero no se sabe 100% que sea de sus pinceles. Ese cuadro es Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II, que supuestamente pintó entre 1561 y 1565. Este cuadro lo puedes contemplar, querido Diario, en la sala 55 del Museo. Bueno, tú y todos los "cotillas" que nos leen a hurtadillas, claro.

Y de su hermana Lucía solo tenemos un cuadro, que se titula Pietro Manna, medico de Cremona, y que lo pintó en 1557.

Volviendo a Sofonisba, estudió con Bernardino Campi, y más tarde con Bernardino Gatti.

Y en 1558, cuando ya era conocida, se desplazó a Milán donde pintó al Duque de Alba. Este le recomendó al rey Felipe II y al año siguiente fue invitada a visitar la corte española. Llegó a Madrid en el invierno de 1559 y se convirtió en Dama de compañía de la nueva reina Isabel de Valois, tercera esposa del Rey. Aquí realizó numerosos retratos de la Familia Real, aunque oficialmente no ostentó ningún cargo relacionado con su profesión. Eso sí, durante ese tiempo estuvo trabajando estrechamente con Alonso Sánchez Coello y se aproximó mucho a su estilo de pintar.

En 1570, nuestra protagonista seguía soltera, y después de fallecer la reina Isabel de Valois, a dejar de ser Dama de compañía, el rey Felipe II le arregló un matrimonio, con Francisco de Moncada, hijo del Príncipe de Paterno y hermano del Virrey de Sicilia. Tras el enlace la pareja viajó hasta Italia, pero volvieron a España, donde estuvieron hasta 1573, ya que se marcharon a Palermo. Y Sofonisba ya no volvió más a nuestro país.

Ahora, querido Diario, te quiero hablar de dos cuadros de esta pintora de nombre complicado... son Felipe II, que lo pintó en 1565 y el Retrato de la reina Ana de Austria, que pintó en 1573.

Bueno, para ser más exacto, te tengo que matizar algunos detalles. Como te acabo de decir, el cuadro de Felipe II lo pintó en 1565, cuando el rey estaba casado con Isabel de Valois, pero ésta falleció al año siguiente. Y ocho años después, en 1573, lo retocó para hacerlo emparejar con el Retrato de la reina Ana de Austria, la que sería la nueva y última esposa del monarca.

Y en esa modificación, cambió mucho el cuadro. Inicialmente, el rey se cubría con un voluminoso bohemio, que es una capa corta, suntuosa y con vuelo, y tenía la mano derecha sobre el pecho, señalando el Toisón. Y al retocarlo "un poco", sustituyó el bohemio por una capa de seda negra, que parece más ligera. También hizo que dejara de señalar el Toisón, desplazando la mano derecha, situándola apoyada encima del brazo del sillón frailero.

Eso sí, Sofonisba no retocó para nada la cabeza del Rey. Supongo que fue porque el monarca se quedó satisfecho ya que estaba ahí más joven y tenía un semblante muy sereno.

¿Sabes, querido Diario? Según dicen los expertos, "el retrato de Anguissola cuadraba bien con la proyección que de su propia imagen construyó Felipe II, bastante apartada de la militar de su padre. El rey es un elegante y distante cortesano, el primer funcionario del reino, distinguido tan sólo por su apostura y por el imprescindible Toisón de Oro que luce sobre el jubón negro".

¡Ah! Fíjate bien en la mano izquierda... es curioso que el Rey tenga cogido un rosario con esa mano. Y es porque en ese mismo año del "retoque", en 1573, el papa  Gregorio XIII instituyó la festividad de la Virgen del Rosario, en conmemoración de la victoria cristiana contra los turcos en la batalla de Lepanto, que fue el 7 de octubre de 1571, a fin de propiciar el triunfo de la fe católica.

Y sobre el Retrato de la reina Ana de Austria, te tengo que decir, querido Diario, que éste fue el último trabajo en España de nuestra Sofonisba Anguissola. Y lo hizo pensando en que hiciera pareja con el retrato "retocado" del Rey, Felipe II.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía de los cuadros Felipe II - 1565-1573 - y Retrato de la reina Ana de Austria - 1573 -, ambos de Sofonisba Anguissola, que se pueden contemplar en la sala 55).

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