Querido Diario:
Hoy es domingo y nos cambian de sala a los que tenemos sala fija. ¡¡¡Por fin!!! Es que, después de 20 días, por mucho que te gusten las salas que te han asignado, al cabo del tiempo pesan.
Me ha tocado vigilar salas con pintura española y flamenca de los siglos XV y XVI. Y ha sido un día entretenido, con muchos visitantes, pero no agobiante.
Eso sí, me han preguntado unas cien veces por dónde se va para ir ver a El Bosco, que está en una sala paralela a las mías. Y me han hecho una pregunta que me ha llamado la atención, pues yo cometía el mismo error...
-Estoy buscando la Anunciación de Fray Angélico, ¿sabe dónde está?
Bueno, la Anunciación no es de "Fray" Angélico, sino de Fra Angelico. Vale, Guido di Pietro profesó como dominico en el convento observante de Santo Domingo en Fiesole y tomó el nombre de Fra Giovanni da Fiesole. Pero el nombre de Fra Angelico, como ha pasado a la historia, apareció por primera vez catorce años después de su muerte en referencia a su profunda espiritualidad... Repito, Fra Angelico, sin "y" griega.
También me han hecho otra pregunta curiosa...
-Las Oscuras de Goya, ¿dónde están?
Venga, vale, aceptemos las "Oscuras" por Pinturas Negras.
Eso sí, no es sobre preguntas, pero te lo tengo que contar, querido Diario. Sé que si uno de los cotillas que leen este Diario, que siempre diré que es tuyo y mío, es uno de mis jefes, me echarán la bronca, pero no lo he podido remediar.
Estaban en una de mis salas unos señores mayores con una hija posando para que otra hija les hiciera una fotografía ante unos cuadros. Y me he venido abajo pues el señor, trajeado y encorbatado y con bigotito, me ha recordado a mi padre... me he puesto al lado de la fotógrafa y he esperado unos segundos a que hiciera la fotografía, y luego es cuando le he dicho...
-Una vez que ya la ha hecho, le tengo que decir que no se puede hacer fotografías. Esa, como no, de recuerdo.
Y me he dado media vuelta para que no me vieran que se me saltaban las lágrimas, recordando a mi padre, mientras ellos me daban las gracias una y otra vez.
Que conserven a esos padres muchos años y que se lleven ese bonito recuerdo del Museo.
Oñe, que se me están saltando las lágrimas ahora... seré tonto.
Bueno, cambiando de tema, lo que te voy a contar ahora, querido Diario, no me ha pasado a mí, sino que me lo contó un compañero, en referencia a una sala que me ha tocado vigilar hoy. Y es que un día le preguntaron...
-Perdone, ¿dónde está la sala de Darth Vader?
La verdad es que yo le hubiese soltado una chorrada sobre la Guerra de las Galaxias, pero mi compañero, como buen profesional que es, se mordió la lengua y le contestó...
-Se referirá a Van der Weyden, a Rogier van der Weyden, ¿verdad?
-Uhm... me imagino que sí.
-Pues está en la sala 58. Vaya por esa galería...
Y es que en esa sala hay varios cuadros de Rogier van der Weyden, pintor flamenco del siglo XV. Su obra más famosa es El Descendimiento, pintada antes de 1443.
¿Te has fijado en la forma tan peculiar que tiene este cuadro, querido Diario? Pues es la forma habitual del elemento central de un retablo con varias alas, en Brabante, esa región repartida entre Bélgica y los Países Bajos. Seguramente que en los "huecos´" de la parte superior habría unas "alas" que sirviesen de cierre protector de la parte de arriba. Y que el resto estuviese protegido por dos cierres rectangulares, posiblemente sin imágenes.
¿Sabes? El rey Felipe II, en 1566, encargó a Navarrete el Mudo unas tablas nuevas como cierres. Pero, como las originales, desaparecieron y nadie sabe dónde pueden estar... si es que todavía están en algún sitio, claro.
Con tu permiso, querido Diario, voy a analizar el cuadro...
En el centro vemos a Jesucristo muerto, todavía con la corona de espinas, y no se aprecian en él las huellas de la flagelación. Y si te fijas bien, como cosa curiosa, verás que no tiene la barba que nos tiene acostumbrados, sino una incipiente barba que se entiende como que le ha crecido un poco durante los últimos días. De la herido del costado, le mana agua y sangre, como dice el Evangelio de Juan...
... al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. (Jn 19, 33-34)
El paño de pureza, que podría ser uno de los velos de la Virgen, ya que verdaderamente Jesús murió completamente desnudo, es tan transparente que se ve con claridad la sangre que fluye por debajo y que, sin embargo, no llega a mancharlo.
Bueno, vemos que le están bajando tres hombres... El de más edad, con barba blanca, es Nicodemo, fariseo y jefe judío, pero seguidor de Jesucristo. El hombre que le sujeta los pies y que viste de dorado es José de Arimatea, el hombre rico que consiguió que le entregasen el cuerpo de Cristo y lo enterró en un sepulcro nuevo que reservaba para sí. Y el más joven, el que está subido a la escalera y tiene los clavos de la pasión en la mano, debe ser un criado.
La mujer que está a la derecha del todo y que tiene una postura muy forzada, es María Magdalena. Y el hombre que está vestido de verde, detrás de José de Arimatea, debe ser otro criado. Se ve que tiene en las manos un tarro, que debe ser el que contendría el perfume de nardo para limpiar el cuerpo de Cristo una vez en el sepulcro.
Vemos a la izquierda a la Virgen María, vestida de azul, desvanecida en el suelo, con una postura paralela a la del cuerpo de su Hijo Jesucristo.
Le sujeta san Juan Evangelista, que está vestido de rojo. Le ayuda una mujer que está vestida de verde y que podría ser María Salomé, la madre de Juan. Y la otra mujer que está llorando, detrás de san Juan, puede ser María Cleofás.
Podría hablar mucho más sobre este cuadro, pero ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografía del cuadro El Descendimiento - antes de 1443 -, de Rogier van der Weyden, que se puede contemplar en la sala 58).
Gracias , y como siempre muy interesante con permiso .. dos besos y buenas noches
ResponderEliminarGracias a ti, Yolanda, por seguir siendo una fiel cotilla.
EliminarUn beso, con permiso. ;-)