Haciendo memoria sobre qué contarte, me ha venido a la memoria unos de los peores días de mi vida en el Museo.
Pero para que lo entiendas, antes tengo que comentarte que está prohibido comer o beber en el Museo, excepto en la cafetería, claro. La prohibición de comer creo se puede entender, pero... ¿por qué no se puede beber?, te preguntarás, querido Diario. Pues por una razón muy clara: y es que se puede mojar una obra de arte. Imagínate que un visitante está bebiendo delante un cuadro y en ese momento se atraganta, que a todos nos puede pasar. Pues al toser podría escupir el agua hacia el cuadro. O siendo menos escatológico, mientras está bebiendo le dan un golpe en la espalda o en el brazo y podría salir el líquido disparado hacia el cuadro.
Entonces se podría decir que se bebiera en el centro de la sala y sin andar. Sí, pero si en el momento que está bebiendo le dan un golpe, el líquido no caería encima del cuadro, porque estaría lejos, pero sí en el suelo. Otro visitante lo podría pisar y resbalarse...
Por eso el Museo prohíbe beber en las salas expositivas.
Si supieras los sustos que me doy cuando veo a un visitante andar con la botella de agua abierta. Salgo corriendo a por él, o ella, para que la cierre inmediátamente. Imagínate que tropieza en ese momento... la que se armaría. Luego me miran mal, perdonándome la vida. Pero, bueno, eso es lo menos... lo de más sería que se mojara un cuadro.
Pues recuerdo que estaba en la sala de las obras del El Bosco, también conocido por The Bosch...
¡Ah! Me acuerdo que el primer día que me preguntaron por El Bosco en perfecto inglés me quedé pillado, pensando...
-Excuse me, where is The Bosch?
-Qué tiene que ver una lavadora con el Museo... espere... déjeme que piense... ¡Ah! The Bosch, El Bosco. Sí, por estas salas, al final y luego a la izquierda.
En fin, que me desvío del tema... recuerdo que estaba en la sala de las obras del El Bosco, también conocido por The Bosch, donde está el Tríptico del jardín de las delicias, el Tríptico del carro de heno, La extracción de la piedra de la locura,... y la Mesa de los Pecados Capitales.
Lo explico... la Mesa de los Pecados Capitales es una pintura al oleo sobre una tabla de madera de chopo, que la pintó El Bosco entre los años 1505 y 1510. Y como se puede y se tiene que ver por todos los lados, se tiene que colocar en horizontal, para poder dar la vuelta alrededor de la "mesa".
Pues sí, querido Diario, para muchos visitantes este cuadro es una simple mesa. Por suerte está protegido por una cristal, porque he visto a mujeres poniendo el bolso encina del cuadro, bueno, del cristal. Pero es lo mismo. También he visto a gente que se apoya encima, casi tumbándose encima del cuadro para verlo mejor.
Una cosa es poner las manos, sin echar el peso de tu cuerpo, en el borde, pero otra cosa es cargar 90 kilogramos de persona, o más, encima de la mesa.
Que me desvío del tema por segunda vez... recuerdo que estaba en la sala de las obras del El Bosco, también conocido por The Bosch, donde está la Mesa de los Pecados Capitales, cuando vi a un hombre "hermosote" que estaba apoyado encima del cristal como si estuviera en la barra de un bar. Me acerque a él, pero con la delicadeza de ponerme de frente de él, porque si me pongo a su lado le puedo dar un susto y me puede denunciar, o si le toco para llamar su atención, me puede denunciar, o si le grito, me puede denunciar...
En fin, que me puse enfrente de él y cuando le voy a decir que no se podía apoyar, me encuentro un goterón de agua, de unos 8 centímetros de diámetro, encima del cristal de la Mesa de los Pecados Capitales.
Me puse pálido y, rápidamente llamé por el walkie a mis jefes...
-Consejería, me recibe.
-Adelante para Conserjería.
-Encima del cristal de la Mesa de los Pecados Capitales de El Bosco me he encontrado un goterón de agua.
-Ahora vamos para allá.
En menos de treinta segundos ya estaban allí. La solución fue era muy sencilla. Secaron el agua con un pañuelo de papel y se marcharon. Pero el disgusto me lo llevé yo no tiene precio. Imagínate, querido Diario, que ese agua se filtra por los bordes del cristal y cae encima de la pintura. Me hubiera dado un infarto allí mismo.
Luego mis jefes me dijeron que no me preocupase, que el cristal está sellado por dos motivos: para que no entre nada y porque la pintura tiene que estar a una temperatura y a una humedad continua, y así se crea una cámara de aire. Pero, claro, me lo dijeron al final del día. Y yo todo el tiempo comiéndome la cabeza pensando si me iban a decir algo... y, bueno, sí, me dijeron algo, pero para tranquilizarme.
Resumiendo, en el Museo está prohibido comer o beber, excepto en la cafetería, claro.
Y ya que estoy aquí, querido Diario, ¿quieres que te cuente algo de la Mesa de los Pecados Capitales?
Pues en el centro del cuadro se ve a Cristo saliendo de la tumba como Varón de Dolores, mostrando la llaga del costado. Y rodeándolo hay un círculo dorado que representa un ojo. Es porque Cristo está vigilando a lo hombres, según dice la inscripción en latín de debajo:
"Cave cave d[omin]us videt" (Cuidado, cuidado, Dios está mirando).
Alrededor de esta pupila, El Bosco pintó unos finos rayos dorados. Y a continuación, un anillo exterior dividido en siete segmentos. En él representó los siete Pecados Capitales, que los podemos identificar por la inscripción que tienen cada uno de ellos. Estos son... a ver si me acuerdo de todos... la ira, la soberbia, la lujuria, la pereza, la gula, la avaricia y la envidia.
En la parte de abajo está la Ira, en la que se ve una pelea provocada por la embriaguez, en el exterior de una taberna.
Siguiendo el sentido contrario a las agujas del reloj, vemos la Soberbia, en la que una mujer se acicala ante un espejo sostenido por un diablo.
Luego está la Lujuria, con dos parejas cortesanas recreándose bajo una tienda, divirtiéndose con un bufón.
El siguiente es más complicado de traducir, pues pone "Acidia", pero es la Pereza. Se ve a un hombre que está dormido ante una chimenea, en vez de entregarse a la oración.
Continuamos con la Gula, que está protagonizada por una familia que come y bebe con avidez.
El siguiente pecado es la Avaricia, con un magistrado que está aceptando un soborno.
Y se termina el ciclo de los Pecados Capitales con la Envidia, en la que se ve a una pareja que desea ardientemente un halcón que exhibe ante ellos un hombre rico, al tiempo que dos perros se pelean por un hueso.
Y ya fuera del círculo, en las esquinas superiores hay con círculos, que se llaman tondos, y que representan, en el de la izquierda, la Muerte, y en el de la derecha, el Juicio Final. Y entre ellos hay una filacteria, que es como una banda como si fuera de tela, con las extremidades enrolladas y con una inscripción, con un texto del Deuteronomio, que es un libro que está en el Antiguo Testamento de la Biblia, que advierte de las consecuencias del pecado, y que dice:
"Gens absq[ue] [con]silio e[st] et sine prudentia // deutro[m]y [um]// utina[m] sapere[n]t [et] i[n]telligere[n]t ac novissi[m]a p[ro]videre[n]t" (Porque son un pueblo que no tiene ninguna comprensión ni visión / si fueran inteligentes entenderían esto y se prepararían para su fin).
Abajo del cuadro hay otros dos tondos. El de la izquierda representa el Infierno y el de la derecha, la Gloria.
Y entre ellos, otra filacteria con otro texto del Deuteronomio, que dice:
"Absconda[m] facie[m] mea[m] ab eis: et [con]siderabo novissi[m]a eo[rum]" (Yo esconderé mi rostro de ellos: y veré cuál será su fin).
Espero que hayas aprendido algo de la Mesa de los Pecados Capitales, de El Bosco... tú, querido Diario, y los "cotillas" que nos leen a hurtadillas.
Ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografía del cuadro Mesa de los Pecados Capitales - 1505-1510 -, de El Bosco).
(Fotografía del cuadro Mesa de los Pecados Capitales - 1505-1510 -, de El Bosco).
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