Querido Diario:
Hoy me ha tocado vigilar, entre otras, la sala de Alonso Cano. A esa sala y a la de al lado las llamo las "salas de la teta al aire"... con todo el cariño y respeto del mundo.
Te cuento... hace poco tiempo me tocó vigilar todo el mes esas salas. Al principio estás contento con las salas que te han asignado, pero cuando llevas veinte días en las mismas salas, pues ya estás buscando una argolla para ahorcarte.
Pero, bueno, a lo que iba, que me pierdo con nada... hace poco tiempo me tocó vigilar todo el mes esas salas y, no sé por qué, en ocho ocasiones, ocho, unas madres se pusieron a amamantar a sus hijos en mis salas. Anda, que no he estado en otras salas, pues estas son las que están batiendo el récord de amamantar.
Sé que este tema es muy delicado, y te lo quiero contar, querido Diario, con todo el cariño que se le debe dar.
Es cierto que en el Museo está prohibido comer y beber en las salas, pero, cuando es a un bebé, ¿qué se debe hacer? ¿Se les deja? ¿Se les prohíbe? ¿Se les dice algo? Pues la dirección del Museo lo tiene muy claro... hay que ignorarles y dejarles tranquilos. Es cierto que existe una sala expresa para este tema. Yo nunca he estado, pero me consta que está bien. Pero, claro, si estás visitando el Museo y el bebé empieza a berrear porque tiene hambre, lo lógico es darle de comer en el primer sitio que encuentres. No te vas a recorrer todo el Museo, con el bebé llorando a todo trapo, hasta llegar a la sala de lactancia.
Pero lo curioso es que en un solo mes dieron de amamantar en mis salas ocho veces. Debe ser porque les inspira un cuadro de Alonso Cano que está en estas salas. Se titula "San Bernardo y la Virgen".
Pero, ¿qué tiene que ver la Virgen y San Bernardo con este tema de amamantar?, seguro que te preguntarás, querido Diario. Pues es que este cuadro representa lo que se llama la "Lactatio Bernardi" o "Lactación de San Bernardo". Esto fue un hecho histórico que le pasó a San Bernardo de Claraval. Sucedió, más o menos, así: Era un humilde monje y su superior le dijo que en la misa dominical tendría que predicar. Temiendo defraudar, se pasó toda la noche rezando ante una imagen de la Virgen María y, lógicamente, se quedó dormido. Y soñó que la Virgen le daba de amamantar y que le dijo que con su leche le otorgaba el don de la elocuencia y que le iba a dar fuerzas para dar gloria a Dios.
¿Que cómo fue el sueño? ¿Se le apareció la Virgen de carne y hueso o la leche salió de la imagen de piedra, como se representa en este cuadro de Alonso Cano? Pues, eso ya no te lo puedo decir, querido Diario. Cada uno que piense lo que quiera. Yo lo tengo claro, pero eso me lo guardo para mí.
Curioso, ¿verdad? Como digo siempre, "no te acostarás sin saber una cosa más".
Y ahora, querido Diario, quiero que te fijes en el cardenal que está en la parte inferior del cuadro. ¿Quién es? He buscado y rebuscado en libros y por internet, y no dicen nada sobre este personaje. Es más, le ignoran. Pobrecillo. Pero yo soy cabezón, como bien sabes, y me gusta investigar, o por lo menos deducir cosas.
Sobre este tema yo he llegado a una conclusión... te cuento: Este cuadro fue pintado para el retablo del templo del Convento de Capuchinos de Toledo, que fue mandado construir por el cardenal y arzobispo de Toledo Baltasar de Moscoso y Sandoval. Se sabe que el cuadro se pintó entre los años 1657 y 1660. Y Moscoso y Sandoval fue arzobispo de Toledo entre 1646 y 1665, pues... blanco y en botella, ¿qué es?
Resumiendo, he decidido yo solo conmigo mismo, y ahora contigo, querido Diario, que el cardenal que está observando este milagro del la "Lactatio Bernardi", pintado por Alonso Cano, es el arzobispo Baltasar de Moscoso y Sandoval.
Ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografía del cuadro "San Bernardo y la Virgen" - 1657-1660 -, de Alonso Cano).
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