domingo, 17 de febrero de 2019

Querido Diario, 17 de febrero de 2019

Querido Diario:

Soy consciente que hace más de tres meses que no te escribo, pero es que me han pasado muchas cosas en este tiempo y no he podido hacerlo. La verdad es que no he tenido fuerzas psicológicas para escribirte. Y es que la cosa más importante que me ha pasado ha sido que ya no soy vigilante de salas del Museo. Así, como lo oyes... bueno, como lo lees. Soy delineante y me salió una oportunidad que no debía ni podía rechazar, a pesar de mi amor por el Museo. Y la acepté.

Y ante este contratiempo, ¿qué debía hacer... seguir escribiéndote como si no hubiese pasado nada, decir la verdad y continuar basándome en mis anotaciones, cortar por lo sano...?

Algunos de mis compañeros me animaban para que continuara escribiéndote, querido Diario, pero tengo que ser franco y he decidido, con todo el dolor de mi corazón, dejar de escribirte. Esta es la última página de este nuestro Diario.

Han sido ciento doce páginas, ciento doce historias, ciento doce cuadros explicados... espero que hayas disfrutado conmigo... bueno, tú y todos los cotillas que te leen a hurtadillas, al igual que yo he disfrutado escribiéndote.

Pero no por ello voy a dejar de comentarte un cuadro, aunque este no esté expuesto en el Museo. Primeramente he de decirte, querido Diario, que ahora estoy trabajando como delineante en el Ayuntamiento de mi ciudad, Alcalá de Henares... y este cuadro está aquí, en la Casa Consistorial de Alcalá. Por eso lo he elegido.

El cuadro se titula ¡A la guerra!, y lo pintó Alberto Pla Rubio en el año 1895. Poco te puedo decir sobre este cuadro, pues a día de hoy no he encontrado información sobre él. Decirte que es un cuadro grande, de 350 centímetros de ancho por 210 de alto... es decir, para que nos entendamos todos, tres metros y medio por dos metros. Y, la verdad, es un cuadro que impresiona.

Alberto Pla Rubio se dedicó a pintar temas de asunto social y participó en muchas exposiciones. Con este cuadro ganó la Primera medalla en la Exposición Nacional de 1895.

¿Que qué se ve? Pues a un grupo de soldados despidiéndose de sus familias para marcharse en tren hacia la guerra. Se puede apreciar el dramatismo de una mujer con un niño en brazos, que parece que la va a dar algo ante el consuelo de su familiar militar.

Pero lo que más me llama la atención son los dos militares de la izquierda. Por un lado, dentro del tren, hay un Teniente Coronel... Dos estrellas de ocho puntas es de Teniente Coronel, ¿verdad? Sí... a lo que iba... por un lado está el Teniente Coronel diciendo al "corneta" que toque para que ya se suban al tren, a la vez que el soldado parece que está diciendo...

-¿Ya?

Y, exacto, querido Diario... ya. Este el final de esta última página. Como los soldados dicen adiós a sus familiares, yo también lo tengo que hacer. No antes te quiero decir, a ti y a todos los cotillas que te leen a hurtadillas, que aunque es el fin de este diario, no será el fin de mis escritos. Me tendrán que aguantar más tiempo, pero en otro cuaderno, mejor dicho, en otro blog...

Hay que reconocer que el Museo engancha y yo no puedo dejar de pensar en él. Por eso he decidido cerrarte, lo siento, querido Diario, y abrir otro blog. Se titulará, más o menos, "La historia según El Prado", y versará sobre los cuadros de historia del Museo y su relación con los hechos reales. ¿Verdaderamente el hecho histórico fue tal como lo plasmaron los pintores? ¿Por qué decidieron pintar esas historias y no otras? ¿Estaba el propio Velázquez en la rendición de Breda, tal y como se pintó él?

Por tanto, dejadme rematar los últimos flecos y dentro de un par de días, para ser más exactos el 19 de febrero, si Dios quiere, nacerá ese nuevo blog.

En fin, querido Diario. Hasta aquí llega tu andadura... déjame que de las gracias al Museo por dejarme utilizar sus fotografías para ilustrarte.

También quiero dar las gracias a mis antiguos compañeros vigilantes de sala, por las vivencias que me contaron y que algunas he plasmando en este nuestro Diario. Y gracias por esas vivencias juntos. Han sido unos años maravillosos junto a ellos.

Como no, quiero dar las gracias a los visitantes que tantas anécdotas me han dado para luego poder contártelas. Sin ellos este Diario no habría sido igual.

Gracias a todos los cotillas que te leen a hurtadillas. Por ti y por ellos hago esto... me gusta compartir lo poco que sé.

Y gracias a mi familia por el tiempo que les robo para poder escribir. Ellos son los "sufridores silenciosos" de este Diario.

Hasta siempre... hasta el próximo blog.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro ¡A la guerra! - 1895 -, de Alberto Pla Rubio, que se puede contemplar en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Fotografía sacada de la página web del Museo Nacional del Prado).

4 comentarios:

  1. Bueno, si vas a crear otro blog podremos soportar mejor la pena que supone el final de este...Enhorabuena y que te vaya bien en tu nueva etapa. Espero con entusiasmo el nuevo blog.
    Saludos,

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  2. Soy una de las cotillas que te leía a hurtadillas...
    Tu cambio de trabajo me alegra por ti y me fastidia por mí...
    Te descubrí hace relativamente poco y también que eché de menos esta temporada... ¡Gracias por haberme descubierto tantas cosas y feliz blog nuevo!... ¡nos pondrás la dirección! ¿no?
    Un saludo agradecido desde Coruña.

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  3. Mucha suerte en tu nueva etapa.
    Me presenté a la oposición de vigilantes y eras un gran referente para mi.
    Confiaba en algún día sacar la plaza y coincidir contigo.
    Eres grande y seguirás siendo estés donde estés.
    Enhorabuena

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    1. Muchas gracias, Unknown. Me alegra saber que era "un gran referente para mí", pero no me siento merecedor de tal título. Simplemente me gusta compartir lo que sé y en este Diario, lo que vivía.
      Un saludo.

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