Querido Diario:
Ante todo te quiero pedir disculpas, querido amigo Diario, porque hace muchos días que no te he escrito, pero es que no tengo tiempo casi ni para respirar, entre los estudios, el trabajo, la familia, que es muy importante no dejarla atrás,... y más cosas. Me gustaría que el día tuviera cuarenta y ocho horas para poder hacer todo lo que tengo pendiente y que no hago por falta de tiempo. Y todavía me faltarían horas.
Pero hoy me he propuesto escribirte un poco, a ver si acabo a tiempo...
Y es que llevo ocho días detrás de decirte que como hemos cambiado de mes, he dejado de ser correturnos y me ha tocado sala fija, es decir, vigilar durante un mes una sala... una super sala... la sala más grade del Museo... el claustro de Jerónimos. Si bien recuerdo, ya te hablé de él el 25 de octubre del año pasado, el cuarto día tuyo, el cuarto día que te escribí. ¡¡¡Cómo ha pasado el tiempo!!!
En fin, pensaba que iba a ser un mes aburrido, pero, no, no lo va a ser... creo. El Museo ha puesto una barra de bar con cuatro mesas en el claustro para que la gente descanse un poco, tomándose un refresco, contemplando ese maravillo entorno... y la gente se está animando a subir y a quedarse un ratito. Hay que reconocer que tomarse un café ahí, con la tranquilidad que impone el claustro, con su silencio, debe ser de lo más placentero.
Y como es un sitio tan grande que impone "respeto", la gente suele hablar bajito. Bueno, aunque hablasen alto, como es tan grande, no se nota. Pero, esto es cierto, la gente suele estar calmada. Tanto que un niño de poco más de dos añitos ha estado un buen rato detrás de su hermana de unos siete u ocho años mandándole callar, con el dedo índice delante de la boca. Y yo, como es lógico, ya que estaba ayudándome, quitándome el ingrato trabajo de mandar que bajen el volumen de voz, le he dicho "Ok" con el pulgar hacia arriba. Los padres se han partido de risa, como era de esperar.
Ah, ¿sabes, querido Diario? Como el claustro es la única sala del Museo, junto con la entrada de Jerónimos, en la que se pueden hacer fotografías, la gente aprovecha a hacerlas a todas las esculturas, columnas, capiteles, vigilante,... y más obras de arte, jejeje. Y yo, como obra de arte tímida, me intento esconder, lógicamente, pero seguro que me han sacado un montón de veces. Es inevitable.
Pero, claro, no todo el mundo lo sabe, y hoy había una chica de unos dieciocho años intentando hacer una fotografía. Pero cuando la miraba, bajaba el móvil, disimulando. Me "distraía", y lo levantaba para sacar la foto. La miraba, y bajaba el móvil... no sé las veces que lo ha intentado, pero seguro que ha hecho ejercicio subiendo y bajando los brazos. Al final otro visitante me ha cortado la diversión... se ha puesto a hacer fotografías y como no le he dicho nada, la joven ha venido casi corriendo hacia mí...
-Pero, ¿se pueden hacer fotografías?
-Sí, esta sala es la única del Museo en la que sí se pueden hacer fotografías.
Imagínate, querido Diario, la cara que ha puesto la chica... me ha perdonado la vida por momentos. Pero, en fin, la "culpa", por decirlo de alguna manera, ha sido suya por intentar hacer la foto, aun creyendo que no se podía. Que hubiera preguntado antes de intentarlo, digo yo.
Aunque echando una mano a la chica, hay que reconocer que si llevas todo el día escuchando que no se pueden hacer fotografías en el Museo, no te planteas que en una sala, en este caso el claustro, sí se puede sacar fotos.
Pero no ha sido la única que se ha escondido para hacer las fotos "prohibidas". Eso sí, cuando les dices que se pueden hacer, se desquitan y empiezan a hacer fotos como posesos a todos los sitios, como si no hubiera un mañana.
¿Y de qué obra de arte te puedo hablar, querido Diario... y cotillas que lo leéis a hurtadillas? Ah, sí... como no, de una escultura que está en el claustro y que me hace mucha gracia cada vez que la veo. Se titula Felipe II y es una obra que empezó Leone Leoni en el año 1551 y la terminó su hijo Pompeo Leoni en 1564.
Así, a simple vista no tiene nada de gracioso, pero, espera...
María de Hungría, que era hermana del emperador Carlos V y viuda del rey Luis II de Hungría y gobernadora de los Países Bajos entre los años 1531 y 1555, solicitó a Leone Leoni, en 1549, diez esculturas en bronce de cuerpo entero de miembros de la familia imperial. Pero solo realizó dos, ésta y la suya, o sea, la de la reina María de Hungría, de la que te contaré cosas otro día... te lo prometo.
La escultura de Felipe II mide 171 centímetros de alto. Me imagino que sería la altura real del entonces Príncipe de Asturias y Duque de Milán. Y pesa, ni más ni menos, que 321 kilos... y 400 gramos.
Como te he dicho, querido Diario, la obra fue encargada en 1549, pero el vaciado de la estatua se realizó el 2 de noviembre de 1551, y se sabe que Leone Leoni trabajaba aún en ella en diciembre de 1553.
En 1556, las dos esculturas, las de Felipe II y la de María de Hungría, fueron trasladadas a España al taller de su hijo Pompeo Leoni de Madrid, adonde se había trasladado para ultimar los encargos hechos por la familia imperial. Pompeo terminó esta escultura en 1564, realizando la basa, incluyedo la inscripción...
"Philippus Angliae Rex Caoli V F" (Felipe, rey de de Inglaterra, hijo de Carlos V).
En fin, si te fijas bien, querido Diario, el entonces príncipe Felipe tiene el bastón de mando en su mano izquierda y una espada en el lado derecho, que, por cierto, en la fotografía que te he puesto aquí al lado no se ve, pero el mango es la cabeza de un águila, símbolo del Imperio.
Continuo...
El Príncipe aparece vestido con un manto y una armadura romana inventada, pues nunca tuvo una armadura así. Su decoración es un poco heterogénea, por no decir caótica, ya que mezcla elementos cristianos y paganos, pero no parece que tenga una lógica iconográfica. Eso sí, tiene tanto detalle que certifica la excelencia de Leoni como un maestro orfebre.
Observa el peto... verás la figura de la Ascensión de la Virgen rodeada de nereidas y tritones entre roleos.
¿Que qué son nereidas, tritones y, sobre todo, roleos? Buena pregunta... las nereidas, en la mitología, eran ninfas que residían en el mar, jóvenes, hermosas, de medio cuerpo humano en la parte superior, y de peces en lo restante... es decir, lo que nosotros conocemos por sirenas.
Los tritones eran deidades marinas con figura de hombre desde la cabeza hasta la cintura, y de pez el resto... es decir, sirenos.
Y los roleos son adornos en forma de espiral... es decir... es decir... no se me ocurre nada... adornos en forma de espiral.
Y en la hombrera izquierda puso tres óvalos... uno con Las tres Gracias, otro con el dios Mercurio y otro con una figura femenina con un jarro en la mano.
Ahora, querido Diario, fíjate en el cinturón, que es muy curioso. Es de doble hilera... en la superior se alternan máscaras de carnero y motivos vegetales. Y en la inferior hay figuras mitológicas entre las que se distinguen, entre otros, Mercurio y Hércules.
Pero la "joya de la corona", lo que más me encanta de esta estatua y que me hace mucha gracia cada vez que las veo son... las sandalias. Tiene medallones con cabezas de leones y granadas. Pero la parte superior es lo más apoteósico... tiene unas cabezas de unos monstruos con sus bracitos y sus garras. ¡¡¡Me encantan!!! Soy así de sencillo.
Ahí lo dejo, querido Diario.
(Fotografía de la escultura Felipe II - 1551-1564 -, de Leone Leoni y Pompeo Leoni, que se puede contemplar en el Claustro de Jerónimos).
Pues pobre emperador de las Españas para moverse no me extraña que se mandará hacer una silla
ResponderEliminar