jueves, 5 de julio de 2018

Querido Diario, 5 de julio de 2018

Querido Diario:

Hoy ha sido un día tranquilo y me ha dado por pensar más de lo normal... me ha dado por filosofar.

Primeramente te tengo que decir que este trabajo no es tan fácil como la gente se cree. Estar un montón de horas de pie, observando a la gente, sin hablar excepto cuando te preguntan... parece sencillo. Físicamente lo es, pero no lo es tanto psíquicamente. Te pasas mucho tiempo pensando, dándole vueltas al cerebro para que los minutos pasen lo más rápido posible... y si no tienes la cabeza "bien amueblada", malo... muy muy muy malo. Porque piensas de todo, tanto cosas buenas como cosas malas. Yo, por suerte, te tengo a ti, querido Diario, y me dedico a pensar qué contarte y, de vez en cuando, saco el papel que llevo en el bolsillo de la chaqueta y escribo alguna que otra frase para luego comentártela.

Pero hay días que se me "va la pinza".

Hoy, por ejemplo, me ha dado por filosofar sobre nuestro trabajo. Y el tema sobre mi "comedura de coco" ha sido... Verdaderamente, ¿los vigilantes de salas tenemos que educar a los visitantes o ellos tienen que venir ya educados de casa?

Buena pregunta, ¿verdad, querido Diario? Pues todo ha empezado porque ayer una compañera y amiga, Marina, descubrió una página web que hablaba de ti, con lo que te escribí el día 3 de julio. Y ella me buscó para comentármelo.

Y en los comentarios que hacían los usuarios de esa página sobre lo que te había escrito, había de todo, cosas buenas y cosas malas. Pero se me quedaron grabadas algunas, desgraciadamente las menos positivas... y hoy me he puesto a pensar y a filosofar sobre ellas.

Por ejemplo, sobre lo que te dije de una chica que se estaba poniéndo una rebeca al lado de un cuadro y que casi lo toca, y yo le dije que se separase, un usuario dijo que la culpa era mía porque no me paré a explicarle por qué se tenía que separar.

Uhm... vale, es cierto que en ese caso no se lo expliqué. Pero sí es cierto que la jornada la empiezas con ganas de comerte el mundo, de ser el mejor vigilante de salas del Museo, pero cuando has dicho veintiocho veces que no se pueden hacer fotografías y treinta y tres veces que no se pueden acercar tanto a los cuadros, todo esto en la primera media hora, pues tu ilusión por ser el mejor vigilante se va apagando y ya no reparas en ese pequeño matiz de que también debes explicar a la gente el por qué de las normas del Museo. Y esto me llevó a pensar... ¿los vigilantes de salas tenemos que educar a los visitantes o ellos tienen que venir ya educados de casa?

También, sobre la reacción cortante de la madre cuando le dije a su hija que tuviera cuidado porque se podría caer sobre un cuadro, otro usuario de esa página web dijo que el error era del "segurata quejica, vago y mediocre", o sea, el error era mío, ya que, según su criterio, tenía que dedicarle diez segundos a contarle educadamente a la familia por qué deben comportarse impecablemente en un museo en lugar de ir poniendo cara de perro a cada respuesta incorrecta de un visitante.

Es cierto, tiene razón, una de las recomendaciones del Decálogo de buenas prácticas en la atención y trato con el público del Vigilante de salas, para ser más exacto la novena, dice...

Mantener la calma en situaciones difíciles, nunca discutir con el visitante, actuando con serenidad.

... y seguramente yo, como vigilante de salas, debería explicar a todo los visitantes que hacen una infracción de la normativa, y, sobre todo, el por qué de ella. Tiene razón. Pero... y esto no es una justificación... invito a todas las personas que piensan igual que estén un día como vigilante de un museo como es el Museo del Prado y verán que el desgaste psíquico es muy grande, si se quiere hacer bien el trabajo, claro, y muchas veces cometemos el error de no explicar el por qué de la normativa. Además, intenté cumplir la normativa al darme la vuelta y decidir no decir nada...

Nunca discutir con el visitante...

Y esto me llevó a pensar... ¿los vigilantes de salas tenemos que educar a los visitantes o ellos tienen que venir ya educados de casa?

Es más, cuando vemos que una persona pone los pies en los bancos de sentarse... ¿los vigilantes de salas tenemos que educar a los visitantes?

Cuando vemos que un visitante está apoyado en la pared y pone la suela del zapato en la pared... ¿los vigilantes de salas tenemos que educar a los visitantes?

Y cuando vemos a una persona tumbada en el suelo, como la normativa no dice nada al respecto... ¿los vigilantes de salas tenemos que educar a los visitantes?

Mi respuesta es "sí" y debemos decirles que están haciendo mal, aunque no podamos explicar el por qué de esa norma, pues no es específica del Museo, sino que es de urbanidad.

Y creo que estoy utilizando bien el verbo "deber"... he puesto "debemos". No he utilizado el verbo "tener", ya que no "tenemos" la obligación de explicar la normativa, solo hacerla cumplir, aunque muchas veces "debamos" explicarla.

En fin, me tienes que disculpar, querido Diario, porque hoy no es uno de mis mejores días... me he puesto a filosofar y, a veces, eso no es bueno, porque puede salir el lado negativo que hay en mí... y creo que hoy, desgraciadamente, lo he conseguido.

Ah, también quiero decirte que no todos los comentarios de los usuarios de esa página web han sido negativos, también ha habido muchos positivos o por lo menos neutros, la mayoría positivos, pero, no sé por qué, me he fijado más en los negativos... ¿seré masoquista?

Y aunque reconozco que algún que otro usuario de esa página me ha "tocado las narices", tengo que dar las gracias a la persona que ha puesto el enlace... ha hecho que más gente te conozca, querido Diario. Y eso me alegra. Por tanto... gracias.

Pero, bueno, ahora quiero cambiar de tercio, y me apetece más explicarte un cuadro, pero, ¿cual?

En un principio se me ha ocurrido la Pintura negra Duelo a garrotazos, que pintó Francisco de Goya y Lucientes en una pared de la Quinta del Sordo entre los años 1820 y 1823. Pero, no... buceando por la página web del Museo del Prado he descubierto un cuadro que no conocía y que me ha parecido más "gracioso" para el tema de hoy.

Se titula Zitto, silenzio, che passa la ronda, y lo pintó Jose Luis Pellicer Feñe en el año 1869.

El título de este cuadro está tomado del primer verso del estribillo de una canción militar italiana, La Ronda, compuesta en 1848 por Teobaldo Ciconi.

Como curiosidad, el estribillo dice así...

Zitti, silenzio! Chi passa là?
Passa la ronda. Viva la ronda:
Viva l’Italia, la libertà!

Que traducido dice, más o menos...

¡Calla, silencio! ¿Quién pasa allí?
Pasa la patrulla (la ronda). Viva la patrulla:
¡Viva Italia, la libertad!

Bueno, y aparte de la temática, me ha llamado la atención por el colorido... oscuro, azul y negro, pero atrayente. Está atardeciendo en la rivera de un río. En el horizonte se ve la luz que deja el sol, detrás de la arboleda. La gente va de un lado a otro, a la vez que pasan seis soldados en su ronda... una escena de un atardecer cualquiera junto al río Tiber, me imagino, ya que este cuadro lo pintó Pellicer cuando estaba en Roma ampliando su formación artística.

Soy así de simple, pero lo que más me ha atraído ha sido el farol encendido... es un punto de luz entre la penumbra del cielo azul oscuro. No sé por qué, no tiene explicación, pero me atrae, cual mosquito, jejeje.

¡Ah! Este cuadro participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes del año 1871, y obtuvo la Tercera medalla.

En fin, poco más te puedo decir de este cuadro... bueno, sí, que si vais al Museo, no te lo digo a ti, querido Diario, que no tienes piernas, sino a los cotillas que te leen a hurtadillas, no busquéis esta obra de arte por las salas, ya que no está en Madrid. Está prestado, lo que nosotros llamamos "en depósito" en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro Zitto, silenzio, che passa la ronda - 1869 -, de José Luis Pellicer Feñe, que se puede contemplar en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona).

2 comentarios:

  1. Bueno, la duda que cuentas nos pasa a todos los que trabajamos con público. Yo trabajo en un hospital, así que ya te puedes imaginar...
    Me encanta tu blog.
    Un saludo
    Spin doctor

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  2. Gracias por tu blog, es lo que puedo decir aún sin conocernos, pero comparto tu actitud de profesional que trabaja para que todos podamos disfrutar del Arte. Un saludo, te deseo lo mejor.
    Susana ***

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