martes, 3 de julio de 2018

Querido Diario, 3 de julio de 2018

Querido Diario:

Cada día que pasa estoy más convencido que la inconsciencia de los visitantes de museos aumenta por momentos. Me explico... al hablar de inconsciencia quiero decir que las personas no son conscientes de sus actos respecto a la seguridad de las obras de arte, sin maldad, claro.

Por ejemplo, hoy una chica de unos veinte años estaba enfrente de un cuadro, tocando la cuerda de la catenaria con las rodillas, para más inri forzándola, a la vez que se estaba poniendo una rebeca. En un principio, ponerse una rebeca no es motivo de alarmarse, pero sí cuando ves que está moviendo los brazos sin control a diez centímetros del cuadro. Y cuando le he dicho...

-Por favor, apártese del cuadro para ponerse la rebeca.

... ella me ha mirado con cara de...

-Y, ¿por qué?

En fin, que con la mirada me ha perdonado la vida por momentos.

Pero esa persona no ha sido la única. Entiendo que una niña no tenga esa consciencia, pero los adultos... debería tenerla, digo yo.

Estando vigilando en una sala, ha entrado una familia que constaba de un padre que iba con la audio-guía a lo suyo. Me he dado cuenta que iba con la familia porque al final de la historia se han puesto a hablar. Sigo, la familia constaba también de una madre hablando con la abuela, sin estar pendientes de los cuadros, llevando un carrito de niño, con uno de unos tres años. Y remataba la familia una niña de unos nueve o diez años que, pasando de los cuadros, como su madre y su abuela, se ha puesto a hacer baile clásico en mitad de la sala. Lo cierto que lo hacía muy bien. Supongo que dentro de unos cinco o seis años será una muy buena bailarina de clásico. En un principio, como había muy poca gente en la sala, no he dicho nada, pero, claro, cuando cerca de un cuadro ha levantado una pierna hacia atrás y la suela la ha puesto encima del moño... oñe, qué flexibilidad... pero, qué peligro. En ese momento se ha desequilibrado y ha tenido que dar tres saltitos para estabilizase y no caerse mientras bajaba la pierna...

-Tenga cuidado, a ver si se va a caer encima de un cuadro.

En el Museo, yo siempre hablo de usted a todos los visitantes, aunque sean unos niños. Entonces la madre se ha girado y me ha dicho...

-¿La niña? Ella siempre tiene cuidado.

La he mirado con cara de pocos amigos y me he dado media vuelta para no contestarle...

-Señora, ya sabemos que su hija es perfecta, pero el Museo no es el mejor sitio para que se ponga a bailar. Váyanse al parque y ahí que dé todos los saltitos que quiera.

Pero, claro, si dices eso en voz alta, tienes una reclamación segura.

Pero no hay un dos sin tres...

Esto que te voy a contar, querido Diario, pasa mucho. En este caso era un joven de unos dieciséis años, pero me ha pasado con gente de todas las edades. Pues simplemente que llevaba colgada la audio-guía al cuello, como deber ser, pero en vez de escucharla, estaba balanceándola bruscamente de un lado a otro... inconscientemente. Eso, sí, solamente me he acercado y he puesto la palma de la mano en señal de "stop", lo ha entendido y ha parado... hasta otro momento de inconsciencia, claro.

Pero, bueno, cambiando de tema... andá, llevo un buen rato escribiéndote y no te he dicho qué salas me ha tocado vigilar. Pues hoy han sido desde la 7A a la 10A. ¿Que cuáles son? Pues son de Pintura Española del siglo XVII... Ribalta, mi querido Maíno, Zurbarán, Naturalezas muertas de ese siglo y los cuadros del Salón de Reinos antiguo Palacio del Buen Retiro.

¿Sabes, querido Diario? Hacía mucho tiempo que no me acercaba por esas salas y he descubierto un par de cuadros nuevos, ya que los han cambiado. Y uno de ellos es uno de mi pintor preferido... sí, has acertado... de Fray Juan Bautista Maíno.

Se titula San Juan Bautista, y lo pintó antes del año 1613, seguramente sobre el año 1610. ¿Que por qué saben la fecha, sin ser exacta? Pues por dos motivos.

El primero es porque está firmado por Juan Bautista Maíno, sin el "Fray" característico suyo. Eso significa que lo pintó antes de 1613 que es cuando ingresó como dominico en el Convento de San Pedro Mártir de Toledo. A partir de ese momento firmó con el "Fray" delante del nombre.

Y, segundo, seguramente lo pintó en el año 1610 porque es cuando volvió de su viaje a Roma al concluir su decisiva formación y la pintura tiene rasgos de este aprendizaje.

El cuadro es pequeño, pero no quita para ser impresionante... claro, es de Maíno, jejeje.

Bueno, solo mide 14,4 x 19,3 centímetros y está pintado sobre una plancha de cobre bañada en plata. Es que los cuadro sobre cobre de pequeñas dimensiones y muy bien ejecutados fueron muy demandados por algunos coleccionistas italianos de la primera mitad de ese siglo XVII. Según dicen los historiadores, estos coleccionistas disfrutaban de esos "caprichos de gabinete", ya que eran obras que requerían una atención detallada y, sobre todo, certera.

Te he dicho antes, querido Diario, que en la pintura se aprecia su aprendizaje de Roma. Pues no te he mentido... fíjate en san Juan Bautista. Si le observas bien, se nota que Maíno absorbió el arte del claroscuro de Caravaggio y lo plasmó en este mini cuadro.

Pero hay que decir que el estilo claro de Maíno se aprecia muy bien, que es el detalle minucioso de la pincelada. Yo siempre he dicho que muchos cuadros hay que verlos de lejos, porque de cerca solo se ven brochazos, bien dados, claro, pero brochazos... bueno, pinceladas. Con los cuadro de Maíno, eso no hace falta hacerlo... se ven igual de bien de cerca que de lejos. Eso es lo que me encanta de "mi" fraile pintor. Pero, claro, para gustos están los colores... y las pinceladas.

Fíjate en la cara de san Juan. Desde la barbilla al arranque del flequillo mide solamente 11 milímetros, poco más de un centímetro... y se aprecia perfectamente hasta las pestañas del santo. El ciervo que está bebiendo agua en el río mide seis milímetros de alto... y se distinguen perfectamente todas sus partes. Si se aprecia hasta la roña que tiene las uñas de los pies de san Juan Bautista... ¡¡¡IMPRESIONANTE!!! Y no es porque sea de fray Juan Bautista Maíno, sino porque es un muy buen pintor detallista. Si solo tienes que fijarte en el paisaje que está muy completo y que está lleno de muchos detalles realizados con una minuciosidad admirable, para quitarse el sombrero.

¡Ah! Que se me olvidaba... te voy a poner a prueba a ti, querido Diario, y a todos los cotillas que te leen a hurtadillas... Pregunto, ¿dónde está la firma? Pista... se ve perfectamente.

Venga, después de un tiempo prudencial, te lo digo... está en la piedra en la que se apoya san Juan, debajo de su brazo derecho.

Y, otra curiosidad, aunque pintó más, fray Juan Bautista Maíno solo plasmó su firma en cinco obras... una es ellas es ésta.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro San Juan Bautista - Antes de 1613 -, de Juan Bautista Maíno, que se puede contemplar en la sala 7A).

27 comentarios:

  1. Vaya, me ha gustado leer este post. Yo fui vigilante del prado en el verano del 88. 5 meses de junio a octubre. Entonces ya pasaban estas mismas cosas que tu cuentas. La gente es muy inconsciente y muchos no se dan cuenta de que van a tocar los cuadros. Es como si las pinturas tuvieran una fuerza de atracción irresistible para algunos.
    Yo trabajé en los fusilamientos, la maja, rembrandt, van dyck y unas semanas en el jardín de las delicias. Tuve tiempo para mirar cada figura del tríptico detalladamente. Entonces no llamábamos a las salas por su código como haces tú, sino por el pintor o el cuadro principal que había en ellas.
    Un saludo

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  2. Te entiendo. Yo también trabajo en un museo y lo que peor llevo es que los padres no sean capaces de decir a sus hijos que en los museos hay que estar sin correr, sin gritar y que no se puede entrar con monopatines, patines, etc.

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  3. No se mucho de pintura, pero cuando voy a un museo y hay un cuadro que me llama la atenciôn. Lo miro de lejos y luego de cerca. De lejos para apreciar el conjunto y de cerca para intentar apreciar la tecnica, a ver como son los brochazos de finos...

    La firma la he encontrado, pero solo despues de ver la imagen a escala completa en el navegador. Aunque una vez que la has visto, ya no necesitas ampliar la imagen para verla de nuevo :)

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    1. El tema de los brochazos, bueno, de las pinceladas, es según gustos. A mí me gusta la pincelada fina, como pintaba Maíno, a otras personas le gustan que se note las pinceladas gruesas, como pintaban Velázquez o Goya. Para gustos, los colores... y los brochazos.

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  4. Los comportamientos de los visitantes de un museo suelen ser de atención al objeto visitado y de respeto a los demás visitantes, peto hay excepciones porque la mala educación impera en nuestra sociedad desde hace mucho tiempo. Vd. como vigilante siga con su papel. Gracias.

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  5. Muchas gracias por la pequeña lección de arte. He aprendido en minutos lo que no aprendí en años.

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  6. La he mirado con cara de pocos amigos y me he dado media vuelta para no ¿¿¿contestarla...????

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    1. Es laísmo, ¿verdad? Como buen madrileño, peco de esto. Gracias por la corrección.

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  7. Curiosas anécdotas, gracias por compartirlas. Por otra parte, por favor, revisa la redacción.

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  8. Buen artículo,

    Quería preguntarte cual es el motivo por el que está prohibido hacer fotos dentro del museo. He estado en el Louvre, en la national gallery, british museum... y en todos ellos te permiten hacer fotos, como mucho te dicen que sin flash y prohíben los palos de selfies, cosa que me parece normal. Algo que me hace sospechar que lo único que quiere el museo es vender catálogos de las exposiciones.

    Un saludo y muchas gracias.

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    1. Te hago un copia/pega de parte de una entrevista que hicieron hace poco a Miguel Zugaza, el antiguo Director del Museo, que fue el que firmó la Resolución del 27 de mayo de 2015 por la que se aprobaba la Instrucción por la que se establecía la Normativa para la visita al Museo del Prado...

      Ha explicado que prohibieron sacar fotos con los móviles porque las nuevas cámaras que incorporan "provocaban un estrés enorme en los vigilantes con el disparo de los flashes, e incomodaban la visita del resto del público".

      "Esto nos acarreó acusaciones de trasnochados y conservadores", ha recordado.

      "Y luego surgió el palo del selfie y, con el surgieron los problemas porque, de repente había entrado un 'arma violenta' en los museos -ha ironizado-, cuando lo más violento es ver el cuadro a través de la tecnología, del teléfono móvil en vez de disfrutar de la contemplación directa de la obra".

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  9. Señor Vigilante de Sala del Museo del Prado,

    Debo confesarle que en alguna ocasión me he sentido acosado por vigilantes de museos o palacios reales (no por llamarme la atención por haber dicho algo, a algunos sitios te dejan entrar con mochilas y a veces no te das cuenta de que tanto te acercas a las cosas... me disculpo siempre), pero es que es su trabajo y está bien hecho aunque nos cueste entenderlo como usuarios.

    Después de unas cuantas visitas a museos, palacios y demás sitios bonitos que se pueden visitar, acabas realmente poniéndote en sus zapatos, porque ves que hay gente pasa por estos lugares llenos obras de arte, con historia y con encanto como si fueran las p***s rebajas del mega almacén de ropa de ropa a dos duros de turno y te hierve la sangre!!!

    Querido amigo, no solo le entiendo sino que sugeriría que le pongan un compañero de apoyo como si fueran la guardia civil y en el momento de recibir una reclamación les enseñaría la puerta de salida por mal comportamiento. No entiendo cómo se pueden admitir reclamaciones por que te llamen la atención, parece que se usan para fastidiar más que para reclamar, luego nos reímos del neymar ese.

    Le diría que intentara ver el busto de Nefertiti llevando en la mano algo que no sean dedos… ya puede hacer 40 grados dentro que si no te has acordado de quitarte el abrigo al entrar ni se te ocurra ponerte cómodo, prepárate para tener problemas con los porteros de discoteca que tienen en ese museo, comparado con ellos el Museo del Prado es un Jardin de infancia, yo he visto El Jardín de las Delicias unas cuantas veces y no me he sentido ni vigilado, es mas he visto algún flashazo a otros cuadros que se quedan impunes porque han aprovechado ausencia de seguridad.

    Lamento que le intimiden con las reclamaciones, yo le apoyo.

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  10. Si es que ya se sabe que los vigilantes de seguridad no son más que gorilas sin ningún tipo de formación ni sensibilidad alguna.
    :-)

    (Pd.: prometo tener más cuidado con mi mochila)

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    1. Le informo, señor o señora Anónimo, que los vigilantes de salas de un museo no somos gorilas sin ningún tipo de formación ni sensibilidad, como dice. Está usted muy equivocado o equivocada. No nos conoce ni conoce el funcionamiento de un museo. En nuestro caso, para poder trabajar en el Museo del Prado hemos tenido que estudiar y aprobar una oposición y un test de personalidad.

      Ahí lo dejo.

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  11. Tienes un nuevo cotilla a partir de hoy.

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  12. Estoy completamente de acuerdo contigo en la seguridad que se merecen dichas obras de arte. Pero la seguridad tendría que partir de la entidad que las expone. Si me acerco a la catenaria y aun así puedo tocar el cuadro, esa catenaria está muy cerca. Errores podemos cometer todos los visitantes de los museos, pero el responsable de los cuadros no se puede arriesgar a que un neófito en seguridad en museos eche a perder una reliquia.
    En mi caso hace mas de 7 años, visité el Museo del Prado en un día en que reconozco que había bastante gente. Iba con mi hijo de 1 año en los hombros y una guardia de seguridad se acercó a mi y sin explicación ninguna me exigió que bajara al niño. Las maneras no fueron las mejores y en el momento no entendí lo que sucedía. Luego pude suponer que si mi hijo caía podía estropear un cuadro, aunque me desplazara en esos momentos por el medio del pasillo y hubiera entre nosotros y las obras además de varias filas de gente, varios metros.
    Cuando estuvimos en el Museo del Louvre, no había tanta sensibilidad (conste que me privo de llamarlo "tontería") con respecto a, por ejemplo, sacar fotos del lugar y/o las obras. ¡¡¡¡Que NO voy a hacer un catálogo del Museo y sacarlo a la venta!!!!
    Y si la seguridad de la obra no es suficiente, se la coloca detrás de un cristal. Y si aun persiste el riesgo, pues no se la expone.
    Pero por favor, dejar de poner el punto de foco en el visitante que no tiene por qué tener un Master en Seguridad.

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    1. Con todos mis respetos, Sergio, el error no es del museo que pone las catenarias muy cerca del cuadro, sino del visitante que no sabe para qué sirven esas cuerdas. Y están para que no se traspase ese límite. Y no me refiero al cuerpo, a las piernas y al tronco, sino a las manos, que mucha gente no sabe que también pertenecen al cuerpo. No vale que te quedes con las piernas en el límite si atraviesas con el brazo la cuerda.

      Y sobre llevar a los niños en los hombros, eso lo explico bien a los padres porque puede que no se entienda y se crean que nos inventamos las normas... no se deja porque no se controla bien al niño, y todo niño debería estar controlado por los padres. Pongo un ejemplo, si el padre se inclina un poco para ver un cuadro, el niño podría estar inseguro y acercar las manos al cuadro para no caerse... y tocar el cuadro.

      Y sobre las fotos, ya he contestado a otro "cotilla" que ha preguntado antes, pero te diré que la página web del Museo tiene un buscador con todas las obras de arte, con su fotografía que te puedes descargar y con el texto explicativo, mayor que lo que ponen en las cartelas del Museo. Por tanto, lo de las fotos no es por tema económico, sino por prevenir el flash y por no molestar a los demás visitantes. ¿Como ves la Mona Lisa en el Louvre? A 10 metros y solo ves cogotes, cámara y móviles haciendo fotos. ¿Queremos que Las Meninas se vean igual de mal? Yo personalmente, no.

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  13. Una recién admiradora, después de leer esta entrada,que te pregunta desde tu experiencia...por qué hay "visitantes" al museo sin que tengan ningún interés, dicho de otra forma...¿se podría, querrías, tendría cierta lógica separar el trigo de la paja entre los visitantes, sobre todo cuando esto supone dañar un cuadro? no puedo entender y hay que cambiarlo y no sé cómo el hecho (he sido testigo) de estar frente a obras de arte con un valor, el que te dé la gana, e ignorarlas. ¡NO ENTIENDO NADA, NO VAYAS JODER! Por poner un ejemplo, Coliseo de Roma, fotos, selfies, postureo, mientras la retina, el cerebro no retiene nada y peor aún...no me dejas ver, mintras haces el moñas para la posteridad, la maravilla que tengo delante. Por cierto en cuanto deje de teclear investigo tu Maíno.

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    1. Esa pregunta nos la hacemos siempre... ¿Por qué van a un museo si no tienen interés? Porque estar en Madrid una semana y al volver a casa poder decir, y presumir, que has estado en el Museo del Prado. O porque en el Museo hay aire acondicionado y se está fresquito. Pero esa incógnita nunca la descifraremos.

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  14. Tu eres uno de esos grandes heroes que se manejan por la vida sin hacerse notar, tu eres puro super poder, te adoro!

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  15. Yo soy vigilante en la Alhambra y Generalice. Te quedas muy corto. Desde el granadino que te dice : "¿Porque no voy a tocar las columnas, si esto es mío?" hasta el que te pone una reclamación por decirle que no puede tocar las yeserías. Y el tema de los niños....

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  16. A “Mayno” (así escrito) se refiere Galdós en su novela La Incógnita, escrita en 1889. La novela trata de las relaciones entre una señora casada y su amante. La novela interesó extraordinariamente a Emilia Pardo Bazán. En aquellos momentos los dos escritores vivían un romance apasionado. La Pardo Bazán le escribía unas cartas amorosas a don Benito llenas de ternura y emoción. Don Benito siempre fue muy cauto en su vida privada y obvió muchos recuerdos. Hay que deducir muchos comportamientos y su vida amatoria a través de sus novelas.
    La relación que tuvo Galdós con muchos de los artistas que ahora están en el Prado fue muy intensa. Fue amigo de Aureliano de Beruete, que le ilustró una edición de lujo de los Episodios Nacionales (creo que solo hasta la segunda serie), tan bien editada como poco vendida. Tuvo amistad con Moreno Carbonero, con Sorolla, con alguno más. Y fue amante de Lorenza Cobián, con la que tuvo una hija, María, nacida en 1891. Lorenza Cobián fue modelo de Emilio Sala, sería una mujer de gran belleza. El final de Lorenza fue trágico, padecía trastornos psíquicos y se ahorcó en el calabozo donde la policía la había conducido tras intentar suicidarse arrojándose a la vía del tren de la Estación del Norte. Creo que eso sucedió en 1906.
    En 1887 Galdós mantenía relaciones con la Pardo Bazán y con Lorenza Cobián al unísono. Don Benito fue siempre un señor muy viril. Hay que decir en honor a la verdad que la Pardo Bazán tuvo también un asunto (a la vez) en ese verano con Lázaro Galdeano, que debía ser un hombre irresistible, muy pretendido por las mujeres.
    Don Benito amaba el Museo del Prado en demasía. José Moreno Isla, un personaje crítico con España, extranjerizante, español de baja intensidad, pretendiente insatisfecho de Jacinta, dice en una conversación en la novela Fortunata y Jacinta que “en España solo hay tres cosas buenas: las uvas de albillo, la Guardia Civil y el Museo del Prado”.
    Es muy posible que en alguno de los cuadros de Emilio Sala que hay en el Museo esté retratada la figura de Lorenza Cobián. He buscado entre los cuadros que hay en la web del Museo, pero no he dado con ella.
    Posiblemente el señor vigilante del Museo sepa más sobre la Cobián y quiera compartir esos conocimientos con los “cotillas” de este blog.
    Saludos cordiales
    Ángel Aguado

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  17. Me encanta tu blog.

    Te dejo, si no te resula incómodo o inapropiado, un pequeño homenaje al museo que escribí no hace mucho en el mío.

    Un saludo y muy buena suerte.

    https://keimplatz.wordpress.com/2018/06/11/el-prado-el-museo-de-mi-imaginacion-un-pequeno-homenaje/

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    1. Agustín, muchas gracias por tu comentario y sobre todo por tu "pequeño homenaje" al Museo. Me ha gustado mucho.
      Un saludo desde las salas del Prado.

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    2. Gracias a ti por tu amabilidad y tu cortesía.

      Un saludo desde 550 kmts más abajo, pero con la imaginación puesta en el Prado y la atención en tu blog: una ventana al mismo.

      ;)

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