sábado, 31 de marzo de 2018

Querido Diario, 31 de marzo de 2018

Querido Diario:

Una vez, un cotilla que te lee a hurtadillas me dijo...

-Cuántas cosas curiosas debéis oír los vigilantes de los visitantes.

Y es verdad, querido Diario. Apunto muchas anécdotas en papeles que siempre llevo en el bolsillo de la chaqueta, para que no se me olviden y poder contártelas luego. Pero son tantas, y a veces repetidas, que no tendría tiempo material para contar.

Ahora, ya que estamos en Semana Santa, me estoy acordando de un comentario que hizo una chica de unos veinte años a una amiga. No recuerdo bien en qué sala estaba, pero me acuerdo perfectamente, palabra por palabra, de lo que dijo...

-No, por aquí no, que es pintura religiosa.

Debían ser personas que, con todos mis respetos, les da urticaria ver cuadros de temática religiosa. Pues... lo llevaban claro. No he hecho la estadística pero creo que el cincuenta por ciento de la pintura expuesta en el Museo es de temática religiosa.

Insisto que todas las persona tienen derecho a creer o no. Todas son respetables, lógicamente. Pero el hecho de ir al Museo del Prado y pretender no ver pintura religiosa es meramente complicado.

Y ya que te he hablado de la pintura religiosa, te tengo que decir, querido Diario, que el cuadro que más me gusta sobre esta temática... bueno, para ser más preciso sobre la Pasión de Jesucristo, ya que estamos en esta Semana, es el Cristo crucificado que pintó Diego Rodríguez de Silva y Velázquez hacia el año 1632.

Hay muchos cuadros que podría haber elegido, como El Lavatorio, de Jacopo Robusti Tintoretto, La Última Cena, de Juan de Juanes, La Oración en el Huerto, de Giandomenico Tiepolo, El Prendimiento, de Antonio van Dyck, La Flagelación de Cristo, de Corrado Giaquinto, La Coronación de espinas, de Leandro Bassano, Cristo, Varón de Dolores, de Antonio de Pereda y Salgado, Cristo camino del Calvario, de Juan de Valdes Leal, Cristo abrazado a la Cruz, de El Greco, El Expolio, de Jorge Manuel Theotocopuli, Cristo muerto, sostenido por un ángel, de Antonello de Messina,... pero he elegido este Cristo crucificado, de Velázquez.

Y lo he elegido por su sobriedad y a la vez elegancia. Se ve a Cristo crucificado sobre un fondo neutro, color verde oscuro, tirando a negro. Nada más.

Velázquez estudió la anatomía masculina y la plasmó a la perfección en este cuadro, a la vez que investía a la figura de Cristo de una belleza divina e inefable, plasmando en Él la lectura del Salmo 45...

"Eres el más bello de los hombres,...". (Sal 45, 3)

Es más, el suegro de Velázquez, Francisco Pacheco escribió sobre la belleza física de Cristo...

"Cristo, Señor nuestro, como no tuvo padre en la tierra, en todo salió a su Madre que, después del Hijo, fue la criatura más bella que Dios crió...".

Si te fijas bien, querido Diario, se ve que Cristo está clavado a la cruz con cuatro clavos, en vez de tres. Es que siguió la fórmula pictórica que su suegro Pacheco sostuvo con una batería de argumentos históricos y religiosos, resumidos al final de su libro Arte de la Pintura, publicado en 1649.

Y en la parte de arriba de la cruz está el texto que pusieron en tres idiomas: hebreo, griego y latín...

"Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Soy el rey de los judíos”». Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está»". (Jn 19, 19-22)

Y, exacto, lo escrito, escrito está... pero mal. Según los entendidos, Velázquez no acertó con ninguno de los tres idiomas y cometió errores en las transcripciones. Pero, en fín, todos somos humanos.

También puedes apreciar que tiene una herida en el costado, que se la hicieron cuando ya había expirado, es decir, que que ya estaba muerto. Pero, es curioso, no parece que lo esté, sino que esté sumido en un dulce sueño... lo dicho, sobriedad y a la vez elegancia.

¡Ah! ¿Sabes, querido Diario? Muy poca gente lo sabe pero Diego Rodríguez de Silva y Velázquez pintó otro Cristo en la Cruz un año antes, en 1631. En este caso todavía está vivo, mirando hacia el Cielo, con un fondo de paisaje... pero este cuadro te lo explicaré otro día.

Ahí lo dejo, querido Diario.

(Fotografía del cuadro Cristo crucificado - hacia 1632 -, de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, que se puede contemplar en la sala 14).

PD: Como dijo la cantante Lola Flores... "Si me queréis, votadme". Bueno, no era "votadme", pero es lo mismo.
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Gracias por todo.

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